Elecciones en Brasil

Elecciones en Brasil

Lula da Silva promete “devolver el fascismo a la alcantarilla”

Manuel Salgado Tamayo

Profesor Emérito de la Universidad Central del Ecuador

El próximo 2 de octubre se realizarán las elecciones generales en el Brasil, la Corte Electoral estima que votarán unos 148 millones de personas, en las que participan 12 binomios en la carrera presidencial, 4 de los cuales están encabezados por mujeres: Sofía Manzano del Partido Comunista Brasileño, Lucía Vera Salgado del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado, Simone Tibet del Movimiento Democrático Brasileño y Soraya Thronicke de Unión Brasil. Empresas encuestadoras señalan como favoritos para pasar a la segunda vuelta al binomio encabezado por el expresidente Luis Ignacio Da Silva, más conocido como “Lula” y al actual mandatario Jair Bolsanaro.

Brasil, con sus 8.5 millones de kilómetros cuadrados de territorio, sus 213 millones de habitantes, su condición de miembro del BRICS, tiene una base industrial sofisticada y un considerable peso en la exportación de productos minerales y agrícolas. También es el mayor propietario de la región Amazónica, considerada como los pulmones del mundo por sus reservas de agua dulce y el mayor bosque tropical del planeta, razones que explican su considerable influencia política y económica en América Latina, región a la que el gigante sudamericano volvió los ojos en las administraciones de Fernando Henrique Cardoso, Lula y Dilma Rousseff, pues los historiadores recuerdan que sus élites se vincularon durante la colonia a Gran Bretaña, más que a su débil metrópoli: Portugal y que al constituirse el Estado Federal pasaron a depender de los Estados Unidos de América, en cuyo dogal estuvieron hasta mediados de la década de los 80 del siglo pasado en que las esferas dirigentes se dieron cuenta que pasa salir del subdesarrollo necesitan integrarse con los demás países de América Latina.

El contraste de los dos candidatos presidenciales que, casi con certeza, pasarán a la segunda vuelta, prevista para el domingo 30 de octubre, es enorme en sus orígenes sociales, su formación, sus opciones ideológico políticas y su personalidad.

El perfil de un fascista

Jair Messias Bolsanaro, nacido el 21 de marzo de 1955, en Glicerio, Sao Paulo, tiene 67 años, procede de una familia de clase media, es capitán retirado del ejército, misógino (insultó a la una diputada señalando que no merecía ser violada por fea), homofóbico (ha manifestado varias veces su repudió a los homosexuales, a las lesbiales, a los bisexuales y a los transexuales), plantea la castración química a los violadores; y, aunque se ha casado tres veces, es un firme partidario de la familia tradicional.

Nostálgico de la dictadura militar, considera que la tortura es legítima para combatir al socialismo, es racista en un Brasil diverso en el que el 55% de la población se percibe como afrodescendiente, ultraderechista fanático que propuso, en plena campaña electoral de 2018, fusilar a los militantes del Partido de los Trabajadores por su orientación socialista. En política es un oportunista que ha transitado por 8 partidos políticos diferentes antes de afiliarse al Partido Social Liberal. Milita en una secta religiosa evangélica pentecostal que utiliza como consigna política “Dios encima de todo”.

Funte: América Economía

En su carrera militar tuvo problemas por el maltrato a los subalternos y por sus excesivas ambiciones económicas y de poder. Al retirarse con el grado de Capitán fue primero concejal y luego diputado por Río de Janeiro. Fue un asiduo defensor de la pena de muerte y del derecho de los terratenientes a poseer armas para enfrentar al Movimiento Sin Tierra. Las denuncias contra actos de corrupción cometidos en las administraciones del PT lo convirtieron en una figura visible de la derecha política. El 28 de octubre del 2018 fue electo presidente con el 55.13% de votos. En la pandemia se han registrado más de 680 mil muertos, hasta fecha en que se escribe este artículo, y dijo que la vacuna solo es obligatoria para los perros. En el terreno económico es un neoliberal que desmontó casi todas las políticas sociales que se habían logrado durante los 16 años de las administraciones de Lula y Dilma, con la consecuencia de que en los informes internacionales Brasil vuelve a aparecer en los mapas más desoladores del hambre y la pobreza.

El obrero metalúrgico que llega al poder

Luiz Ignacio Da Silva, más conocido como Lula, nació en Caetes, Estado de Pernambuco, el 27 de octubre de 1945, tiene 76 años. Es el séptimo hijo de una familia de campesinos analfabetos y vivió hasta los 7 años en una casa de 2 habitaciones y piso de tierra. Las y los brasileños dicen que sus paisanos originarios del noreste semi desértico, que inmortalizó Euclides Da Cunha en su genial obra Los sertones, son hombres y mujeres más duros que la roca, pues al parecer la naturaleza esquiva y los sufrimientos los hacen invencibles.

A los 7 años, junto con su madre y sus hermanos tuvieron que emigrar hacia el sur en busca de mejores condiciones de vida, su padre se había adelantado antes. Con otro niño se hicieron en Santos una caña de pescar para ayudar a su familia. A los 8 años era vendedor ambulante, a los 9 años se hizo lustrabotas. A los 10 años le contrataron como ayudante de una tintorería. Pese a las dificultades concluye la escuela primaria. A los 14 años hace un curso de técnico de tornero mecánico.

Fuente: UN News

Brasil y, sobre todo, Sao Paolo vive el proceso de industrialización impulsado por Juscelino Kubischek, entonces decide hacer de la metalurgia su profesión, a los 17 años pierde el dedo meñique de la mano izquierda en un accidente de trabajo.

En 1964 empieza la larga dictadura militar y la represión contra los trabajadores organizados. Uno de sus hermanos, afiliado al Partido Comunista, va preso. Se produce entonces una honda conmoción interior en Lula que decide compartir la lucha sindical con su hermano. Lula comprende que: “El hombre solo puede encontrar sentido a su vida, corta y arriesgada como es, dedicándose a la sociedad” como lo había sentenciado Albert Einstein.  En 1975 es elegido presidente del Sindicato con el 97% de los votos de unos 100 mil trabajadores. En 1978 es reelegido con el 98% de los votos.

Se casa a los 23 años, pero la tragedia le abruma, su mujer muere en el parto y el bebé no soporta la experiencia traumática. Con su compañera Miriam Cordero tiene su primera hija Lurian. Se casa por segunda vez con Larisa con la que tiene 3 hijos y adopta también a la primera hija de su esposa.

En abril de 1980 encabeza una huelga en la que participan unos 300 mil trabajadores que se prolonga por 41 días, para derrotar el movimiento un Tribunal militar le condena a 3 años 6 meses de cárcel. La sentencia se anula en apelación. Sale de la cárcel con las energías renovadas y la certeza de que hay que fundar un partido político que luche por los intereses de los trabajadores y el pueblo pobre y que, de manera simultánea hay que promover la creación de la Central Única de Trabajadores, la CUT, que se funda en agosto de 1983. En enero de 1985 un Tribunal electoral nombra primer presidente civil a Tancredo Neves que muere antes de posesionarse. Del 30 de julio al 3 de agosto de 1985 se realiza en La Habana el Encuentro continental sobre la deuda externa, convocada por Fidel Castro, en ese enorme evento conozco a Lula que pronuncia un discurso memorable sobre la desigualdad social en Brasil y América Latina en el que proclama la necesidad de construir la unidad de los pueblos para derrotar a los causantes y beneficiarios de esta enorme tragedia.

Lula incursiona en la política electoral

Una vez disuelta la dictadura en 1986 Lula es elegido diputado constituyente, junto con otros 15 miembros del PT. Su destacada labor le lleva ser postulado como candidato a la Presidencia de la República en 1989. Aunque todas las encuestas le dan el primer lugar, es víctima de una campaña sucia y del temor de los sectores medios por su trayectoria sindical. Gana Collor de Melo que renuncia luego de un grave escándalo por actos de corrupción. En 1992 participa por segunda vez como candidato presidencial y es derrotado por Fernando Henrique Cardoso. En 1998 enfrenta su tercera campaña en que también triunfa Cardoso. En diciembre del 2002 gana las elecciones y en el discurso de posesión en enero del 2003 dice entre sollozos:

“E eu, que durante tantas vezes fui acusado de ñao ter un diploma superior, ganho o meu primero diploma, o diploma de presidente da República de meu país”

Fuente: El País

Era su respuesta a las acusaciones de no tener estudios formales, pese a que sus profesores primarios lo recuerdan como un alumno brillante. Pero la verdad es que el primer obrero metalúrgico de origen muy humilde que llegó al Palacio de la Alvorada, en la hermosa Brasilia construida por el genio de la arquitectura Oscar Niemeyer. Hizo dos periodos presidenciales que lo ubican entre los mejores jefes de Estado de su país y América Latina. Los economistas más destacados reconocen que en sus 2 administraciones hubo una baja inflación, una alta tasa de crecimiento del PIB, una reducción del desempleo, una balanza comercial favorable, un sostenido fomento de las exportaciones, la creación de líneas de microcrédito y diversificación del crédito, aumento de los salarios, relanzamiento de la producción industrial y pago anticipado de la deuda con el FMI y el BIRF.

Las políticas sociales de los gobiernos de Lula

Las políticas sociales se consideran, casi de modo unánime, como las recetas del éxito de las dos administraciones de Lula. Tanto que, en el año 2010, Marcelo Neri, del Centro de Políticas Sociales de la Fundación “Getulio Vargas” publicó el libro: “La nueva clase media: el lado brillante de los pobres”, en el que sostiene que el combate a la pobreza ha dado lugar en el Brasil, entre los años 2005 y 2008, a la emergencia de una nueva clase media y que “Brasil se convirtió en un país de clase media, igual que Estados Unidos”. Neri afirma que en el mismo período 30 millones de brasileños entraron a la nueva clase media.

El proyecto Hambre Cero

El eje vertebrador de las políticas sociales viene a ser el Proyecto “Hambre Cero” que significaba que el Brasil desarrollaba por vez primera un programa estratégico de seguridad alimentaria y combate a la pobreza.

El proyecto se basó en los datos proporcionados por la Encuesta Nacional de Muestreo de Domicilios de 1999, realizada por el Instituto Nacional Brasileño de Geografía y Estadística que demostró la existencia de 9.3 millones de familias, 44 millones de personas, que sobreviven con un dólar diario. La consecuencia de esa realidad es la pobreza y el hambre. La responsabilidad de ese hecho está en el modelo económico vigente que mantiene como características estructurales la concentración excesiva de la renta, los bajos salarios, elevados niveles de desempleo, bajos índices de crecimiento. Para salir de esta situación el proyecto Fome Zero (Hambre Cero) plantea que el Estado debe poner en práctica:

Políticas Estructurales de mejora de la renta y el empleo, de previsión social universal, de impulso a la agricultura familiar, de reforma agraria, de Bolsa Escuela y renta mínima; también

Políticas Específicas como el programa de Tarjeta Alimentaria, donación de cestas básicas de alimentos, Seguridad y calidad de los alimentos, Programa de alimentación del trabajador, Lucha contra la desnutrición materno infantil, Ampliación de la merienda escolar, Educación para el consumo y educación alimentaria, y

Políticas Locales:

En las áreas rurales: Apoyo a la agricultura familiar, apoyo a la producción para autoconsumo.

En las ciudades pequeñas y medianas: bancos de alimentos, asociación de vendedores minoristas, mejoramiento de los mercados populares, nueva relación con los supermercados, agricultura urbana.

En las metrópolis: Restaurantes populares, banco de alimentos, organización de los vendedores minoristas, modernización y equipamiento de mercados, nueva relación con las redes de supermercados. 

Sobre este “milagro social” en Brasil se sostiene que el mayor impacto lo tuvo el crecimiento del empleo formal, pero a nivel internacional se ponderaron la efectividad de las políticas de transferencia monetaria condicionada y no condicionada, en particular “Bolsa Familia” y “Bolsa de Prestación Continua”. Analistas oficiales y críticos del gobierno coinciden en señalar que las transferencias condicionadas han tenido una incidencia que fluctúa entre el 2 y el 10% en la reducción de la pobreza, en tanto que coinciden en que las políticas de mayor impacto fueron los beneficios previsionales universalistas que, entre el 2003 y el 2013 sacaron de la pobreza a 21 millones de personas y a 19 millones de la miseria. En el 2013 había 24.5 millones de jubilados y pensionistas, dos tercios de ellos reciben una pensión equivalente a un salario mínimo de 678 reales (313 dólares americanos) equivalente al 17% de la canasta básica de ese año.

El sistema asistencialista se basa en la lógica de subsistencia mínima con dos programas ya mencionados: Bolsa Familia y Bolsa de Prestación Continua.

Bolsa de Prestación Continua es un programa incondicional, para mayores de 65 años y personas con discapacidad, se les garantiza un ingreso per cápita inferior a un cuarto de salario mínimo 169.5 reales o 78.25 dólares. Eran beneficiarios unos 4 millones de personas.

Bolsa Familia es un programa condicionado (asistencia a la escuela y revisiones médicas), está orientado a las familias con ingreso per cápita inferior a la línea de pobreza que, para el Programa es de 59 dólares, en tanto que la línea de indigencia equivale a 26 dólares por mes, Se entrega mensualmente en reales una suma equivalente a unos 65 dólares a 12.9 millones de familias (unos 45 millones de personas). Se calcula que unas 800 mil familias no están cubiertas por Bolsa Familia.

Las cifras mencionadas señalan, como lo admitió el propio Lula, que con pocos recursos se hizo bastante en beneficio de los sectores más empobrecidos, pero en realidad Lula no promovió cambios profundos en las estructuras de poder de la nación, y por ello, las desigualdades se mantuvieron intactas y la pobreza y el hambre han retornado al concluir el largo ciclo de las materias primas, agravadas por las políticas neoliberales de Bolsanaro. 

Lula mantiene el favoritismo popular además por los esfuerzos que se hicieron en el campo educativo para favorecer los estudios de la población negra e indígena y el incremento de los servicios de salud pública en un país que fue ubicado en el 2010 como la sexta economía más poderosa del mundo, por delante de Gran Bretaña. Pero también suma la política internacional de Lula que promovió el multilateralismo sin afectar las buenas relaciones con los Estados Unidos de América, hay que destacar sus esfuerzos por la nueva integración Latinoamericana. El propio Barac Obama dijo en el 2009 que: “Lula era “el político más popular del mundo”. Lula culminó su segundo período presidencial con la fuerza necesaria para llevar a la victoria a su gran compañera de lucha Dilma Rousseff que fue víctima de un golpe de Estado tejido por las mafias que actúan en la política brasileña.

En marzo del 2016 estalló el escándalo de Petrobas y Odebrech. Se acusó a Lula de haber recibido en pasajes y viáticos y un departamento de la petrolera. El juez Sergio Moro lo sentenció culpable. Lula se entregó el 7 de abril del 2018. Permaneció preso 580 días. El 3 de julio del 2019 la justicia brasileña declara por unanimidad la inocencia de Lula y se revela que todo fue una patraña urdida entre Jair Bolsanaro y el Juez Sergio Moro que fue nombrado ministro de Justicia.

Queda un enigma político electoral por resolver: ¿Por qué razones profundas el pueblo brasileño que había apoyado las cuatro administraciones del PT progresista, da un sorpresivo giro en el 2018 y elige a un personaje como Bolsanaro presidente de la República Federativa?

Con razón Lula da Silva ha dicho en su campaña electoral dos verdades inapelables:

“No es digno del título de gobernante quien es incapaz de derramar una lágrima ante seres humanos buscando comida en camiones de basura o por los más de 660.000 brasileños muertos por Covid; puede decir que es cristiano, pero no tiene amor al prójimo”.

“Queremos volver para que nadie nunca más ose desafiar la democracia y para que el fascismo sea devuelto a la alcantarilla de la historia, de donde jamás debería haber salido”.  

 

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Profesor Emérito de la Universidad Central del Ecuador. Ex legislador. Literato. Mgs. en Relaciones Económicas Internacionales mención Comercio e Integración por la Universidad Andina Simón Bolivar. Phd en estudio latinoamericanos en UASB

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