Dayana León
Jorge Yunda, conocido como el Loro Homero, llegó a la Alcaldía de Quito con un porcentaje del 21,39%, que fue mucho menor a los obtenidos por sus antecesores en comicios similares. Compitió con una amplia fragmentación, donde al menos siete de los dieciocho candidatos no alcanzaron ni el 1% de la votación en las Elecciones Seccionales del 2019.
Contrario a lo que sucede en muchos casos, donde las autoridades electas por el voto popular terminan desgastándose y concluyen su periodo con índices de aprobación mucho menores al alcanzado cuando fueron electos, hoy el Alcalde de Quito, la capital de las y los ecuatorianos, da una lección de que sí es posible volver a creer en la democracia representativa más allá de las banderas y los partidos, cuando se gestiona en función de la ciudadanía.
Por tanto, Yunda es el ejemplo más certero en los últimos tiempos en Ecuador, donde se puede aplicar lo que Pierre Rosanvallon nos invitó a reflexionar en su libro La Legitimidad Democrática. Imparcialidad, reflexividad y proximidad, que es sustancial para analizar el rol histórico de las autoridades, quienes en sus funciones ya únicamente no se encargan en poner un determinado orden en la sociedad, sino en garantizarle bienes y servicios de calidad; ahí es donde se da el análisis de la legitimidad de origen en contextos democráticos, que es cómo se llega al poder; y, posteriormente, la legitimidad en el ejercicio.
Con respecto a la crisis, es también la autoridad mejor evaluada en Ecuador por CEDATOS con un 82%, mientras que en el Ranking de MITOFSKY –empresa de investigación y opinión pública para México, Estados Unidos, Centro y Suramérica-, cuenta con el 89%.
Actualmente, no necesita promocionarse para los próximos comicios, ya es Alcalde, y estará en el poder hasta el 2023; y sus aspiraciones –desde lo que connota y proyecta-, no son las mismas de quienes en esta circunstancia epidémica se promueven sistemáticamente y tomo como referencia lo denunciado por la Comisión Nacional Anticorrupción: “En estos momentos, no puede haber peor corrupción que la de aprovecharse de los recursos públicos, hacer uso perverso de la tragedia pandémica para la promoción electoral o intentar justificar con imposturas demagógicas las irresponsabilidades”.
Las autoridades electas y las nombradas están llamadas a impedir esta expresión de la corrupción e innovar sus estrategias de comunicación, enfatizando en el mensaje, en las soluciones que requiere la ciudadanía e informando lo que verdaderamente se necesita conocer, sin poses ni escenarios construidos, sino con acciones que terminen aportando a la solución de la emergencia.
La ciudadanía, en medio de los miedos y preocupaciones, necesita liderazgos que les den certezas y que cuando emitan un mensaje sea de solución o esperanza, pero siempre recordándonos que no estamos enfrentando una pandemia en soledad ni en indefensión.
Las reflexiones sobre la gestión de Jorge Yunda es una valoración de un hecho concreto en un momento histórico del Ecuador muy específico como la propagación del coronavirus, no es una calificación de la Alcaldía en sí, sino a la responsabilidad como médico al mando de la capital, donde ha demostrado coherencia, a diferencia de otros burgomaestres que han complicado la interrelación con el Estado, con la comunidad y con la sociedad en general e incluso, nos han dejado mal parados como país en el escenario internacional.
No olvidemos que el Cabildo quiteño en el último siglo ha sido la expresión de la comunidad en la gestión de circunstancias epidémicas y hechos concretos, como lo relata el artículo “Medicina y Estado frente a la salud –enfermedad”, del académico e historiador Germán Rodas Chaves publicado en El Comercio el pasado 19 de abril; donde señala cómo el Municipio de Quito subsidió la entrega de medicamentos y los insumos de limpiezas durante la pandemia de la gripe española en 1918, y se construyó “una red médica y de boticas que atendió sin costos a la población -a propósito de la subvención municipal- y que oportunamente fue instruida sobre las normas preventivas para enfrentar la enfermedad”.
El Estado es fundamental para el manejo de la pandemia, pero es en los gobiernos autónomos descentralizados, donde se articula una mirada sistémica de los territorios y donde finalmente aterriza la política pública.
En esa perspectiva, hasta ahora, Quito ha demostrado que es posible una gestión eficiente en beneficio de la salud de quienes habitan en la ciudad capital.
Si bien ha habido una respuesta epidemiológica importante, debe venir una etapa para la contraloría social y transparentar la inversión, donde precisamente debe jugar un importante rol la Comisión Nacional Anticorrupción desde la sociedad civil, que el 26 de junio de 2019 suscribió un convenio de cooperación interinstitucional con el Municipio de Quito para el trabajo de la prevención y lucha contra la corrupción.
Periodista por la Universidad de La Habana con Maestría en Ciencias Sociales, mención en Género y Desarrollo, otorgada por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede Ecuador. Ex Asesora Electoral, consultora en comunicación, democracia y género.
Ejerce la cátedra universitaria, ponente en eventos nacionales e internacionales como el Women Economic Forum, observadora electoral internacional, columnista en medios nacionales e internacionales y gestora de proyectos de cooperación para el desarrollo. Es integrante de la Red de Mujeres Líderes de las Américas y Editora de la Sección de Redes Sociales en la Revista Protest.
www.dayanaleonfranco.com
