Historicamente las mujeres han sido excluidas de diferentes espacios públicos y privados. Aunque gracias a las diferentes luchas hoy por hoy las mujeres ocupan ciertos puestos dirigenciales y pueden votar, las brechas de desigualdad estructural siguen inalteradas.
El rol de las mujeres en la ciencia, academia, política y trabajo continúa siendo un camino sinuoso. Algunos de los obstáculos que enfrentan son: invisibilización, exclusión, acoso, violencia y toda clase de estereotipos de género que las ubican en roles de cuidado con lo cual tienen mucho más difícil ocupar cargos en el ámbito público.
Ser mujer no es fácil, sobre todo si vemos cómo se reproduce la misoginia desde puestos tan importantes como la presidencia de la República, hasta canales de comunicación e información. Lo cierto es que ser mujer en Ecuador duele, duele desde ver todos los días noticieros sobre víctima de feminicídio, hasta constatar cómo debes mandar la placa del conductor del taxi a tu círculo cercano -por que tal vez no llegues-.
Las luchas por el reconocimiento y la redistribución, son aún objetivos pendiente en un Ecuador todavía impregnado por el sexismo. La lucha sigue.
¡Nada sin mujeres!
