A la clandestinidad, no volvemos más

A la clandestinidad, no volvemos más

Lisseth Loor Pita

La lucha por el aborto legal en Ecuador avanza a paso firme, sin embargo, sus políticos siguen negándonos este derecho para nosotras las mujeres. En el año 2019 la anterior Asamblea negó la despenalización por 5 causales, en el año 2021 la Corte Constitucional falló a favor del aborto por la causal de violación para todas las mujeres, una respuesta a la demanda presentada por organizaciones feministas desde 2020. Con esta decisión el máximo órgano de control Constitucional, dispuso a la Asamblea Nacional a construir una ley que reglamente este derecho.  La Asamblea aprobó el proyecto con plazos discriminatorios y restrictivos, las mujeres pueden interrumpir la gestación hasta las 12 semanas, y excepcionalmente hasta las 18 en casos de niñas, adolescentes y mujeres indígenas y del área rural.

Tras la decisión de la Asamblea el presidente actual manifestó un veto parcial al proyecto de ley, antes de presentar mi crítica, quisiera compartir con ustedes estas historias muy personales pero que demuestran la realidad de miles de mujeres y niñas ecuatorianas.

Cuando tenía 16 años una de mis amigas quedó embarazada. Ella no lo había notado hasta la semana 8 que fuimos a la ginecóloga y con una ecografía se comprobó el embarazo. Mi amiga, muy asustada, empezó a llorar y gritar. Ella había tenido su primera relación sexual con su novio, el cual le hizo creer que en la “primera vez” no se podía embarazar por eso no debían usar condón.

Después de la ecografía, al ser niñas de 16 años con terror de decirle a nuestros padres y sin contar con algún adulto a quien pedir ayuda, compramos unas pastillas para abortar que realmente no sabíamos usar, seguimos algunas indicaciones, pero al final con las pastillas no se logró. Acudimos a la misma clínica de salud privada y la doctora se rehusaba a practicar un aborto o a brindar información. Tras múltiples insistencias  y diciendo que ya habíamos iniciado un proceso de aborto con pastillas, la doctora sostuvo: “es algo que por mis principios no lo haría, pero al ver que puede tener complicaciones por los medicamentos, les pasaré el número de otra colega”.  El número era de una clínica clandestina. Mi amiga pudo abortar, pero no en condiciones seguras ni dignas, poniendo su vida en peligro. TUVIMOS SUERTE. Hasta ahora mi amiga no se arrepiente de su decisión porque su proyecto de vida estaba direccionado a lograr otros objetivos.

Desde ese momento empecé a notar toda la desigualdad y mitos sobre la salud sexual, en especial en las mujeres. El aborto siempre ha existido, las que pueden pagarlo lo hacen en otro país o en mejores condiciones, las que no les toca probar suerte, como mi amiga, pagando en ese entonces $50 por semana de embarazo; un total de 400 USD. Mi amiga pudo lograr reunir esa cantidad por el apoyo de la mamá de su novio y otras amigas, pero esta no es  la realidad de muchas niñas y mujeres en el Ecuador. Pagar esa cantidad se convierte en un privilegio, lo cual conlleva a la práctica de abortos inseguros en sus casas, colegios o en clínicas clandestinas, donde corren el riesgo de morir por una mala intervención.

6 años después, la situación en el país no es tan diferente. Hace más de un mes, una colega activista me llamó desde Quito porque había un caso en mi provincia, Manabí. Donde  una niña de 11 años que había sido ingresada por labor de parto en el Hospital de Chone, una fundación la había expuesto en redes sociales mostrándola como un orgullo que había sido mamá a los 11 años y vulnerando sus derechos.

La niña de 11 años había sido víctima de violencia sexual. Esta niña nunca se dio cuenta de su embarazo hasta que llegó al hospital por dolores en el estómago, y resulta que estaba en proceso de parto. Sin darse cuenta su madre ni ningún familiar, 9 meses después le tocaba asumir la responsabilidad de ser madre. ¿Una niña de 11 años siendo mamá?. Espero tengamos claro que EN UN PAÍS JUSTO LAS NIÑAS NO SON MADRES. Pero en Ecuador cada día, 7 niñas entre 10 y 14 años dan a luz, producto de una violación. En el caso de las adolescentes, entre 15 y 19 años se dan 65 partos cada día.

Contando estas historias que tienen 6 años de diferencia, quiero que reflexionemos que las leyes para nosotras no han cambiado. Aún existe mucha desigualdad y discriminación para nosotras. Desde la información que se nos brinda sobre nuestro cuerpo y nuestra sexualidad hasta el acceso a los servicios de salud, justicia y reparación integral.

¿Cuánto desconocimiento sobre el sexo, la menstruación, la sexualidad, el aborto y el placer existe?, ¿Cuánta violencia sexual existe?, ¿Cuántas niñas y  mujeres han abortado?, ¿Cuántas niñas y  mujeres han muerto en un Aborto Clandestino? y,  ¿Cuántas niñas han sido madres?.

El hecho de que se haya despenalizado el aborto por violación, el 28 de abril del 2021 por sentencia de la Corte Constitucional, ha sido un gran logro feminista. Sí, feminista; porque han sido las organizaciones, movimientos, colectivas y activistas las que hemos puesto el cuerpo en esta lucha que reconoce los derechos de las niñas y mujeres.

En la actual Asamblea, para cierta cantidad de asambleístas sus principios prevalecían sobre la vida de las mujeres, discutían indolentemente sobre los plazos, ignorando que los plazos son discriminatorios no sólo para las mujeres de la ruralidad, sino para todas las mujeres ecuatorianas, en especial las niñas. Mi amiga se dio cuenta a la semana 8, la niña se dio cuenta de su embarazo cuando estaba ingresando en labor de parto.

Decepcionadas de los plazos establecidos y aprobados en debate en la Asamblea, que para nada fueron logros, más bien nos debería dar vergüenza decir que en Ecuador se debatía hasta cuando una mujer VIOLADA podía acceder a un aborto seguro. No esperábamos mucho del ejecutivo por lo que se ha demostrado en previos discursos como el presidente puede ignorar fácilmente la realidad de las mujeres ecuatorianas. Le molesta cuando las mujeres piden la palabra, incluso siendo una Alcaldesa de una ciudad como Esmeraldas o la Prefecta de la Provincia que lleva el mismo nombre, porque para él cuando una mujer habla, la otra también lo quiere hacer. Por supuesto Señor Presidente ya no tendrá la comodidad de nuestro silencio.

Lasso no entiende qué país gobierna y ni que para gobernar tiene que dejar sus creencias personales a un lado. Este presidente que cuando candidato en campaña decía que iba a hacer políticas públicas para prevenir la violencia contras las mujeres, es quien nos está violentando ahora.

Señor Presidente, muy a parte de su creencia de defender la vida, en nuestro país la historia de mi amiga que abortó a la semana 8 y la de la niña que es mamá a los 11 años suceden a diario; y que es cruel invisibilizar y normalizar estos casos.- Estas dos niñas tuvieron suerte, entre el 2015 y 2016 se han registrado 49.500 abortos y según el Ministerio de Salud, el 15.6% del total de muertes de mujeres en el país son producto de interrupciones clandestinas. Niñas que mueren a causa de un aborto clandestino o porque sus cuerpos no resisten los embarazos.

Para una niña un aborto en condiciones dignas es más seguro que parir, y para una mujer decidir abortar en condiciones dignas debería de ser una política de Estado, si tanto defiende la vida, debería de preocuparse por defender la vida de las mujeres.

El veto no es solo un insulto para todas las mujeres ecuatorianas, sino que también demuestra su incapacidad para liderar un país. A las mujeres nos ha quedado clara su posición egoísta e ineficiente.

Más que como politóloga hoy escribo como mujer estas historias que las viví tan cerca, tan reales, tan dolorosas y que lamentablemente, han atravesado miles de mujeres. Algunas de ellas no tuvieron suerte, abortar de manera clandestina las llevó a la muerte. Hoy, y todos los días de lucha, intento honrarlas y respetar su memoria y dignidad.

Su veto humilla a víctimas y sobrevientas, nos condena a todas las mujeres a la clandestinidad. Pero Presidente no se preocupe, NOSOTRAS sabemos que a la clandestinidad, NO VOLVEMOS MÁS. Hoy somos muchas las mujeres que luchamos, que visibilizamos, que acompañamos, que decidimos, que abortamos.  Hoy seguimos construyendo más espacios de resistencia y acompañamiento desde el feminismo. Hoy tenemos plataformas como OLA, nuevos movimientos y colectivas. Hoy seguimos peleando por el Aborto Legal y por un país justo para las mujeres.

¡Hasta que la dignidad de las mujeres se haga costumbre!

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Politóloga, internacionalista y activista feminista, en especial por los derechos sexuales y reproductivos. Con experiencia en coordinación de proyectos sociales, inclusión. asistencia humanitaria e igualdad de género.

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