Ecuador: pesimismo y desconfianza

Ecuador: pesimismo y desconfianza

Pedro Donoso

Estas últimas semanas han sido claves para entender que, en el Ecuador, enfrentamos la agonía del Estado, que se alimenta del pesimismo y desconfianza ciudadana, los mismos que se ven reflejados en los estudios demoscópicos que se publican periódicamente.

De acuerdo con la firma Perfiles de Opinión, en su última encuesta publicada a mediados de marzo, 8 de cada 10 consultados afirmaron que el país “va por mal camino” y solo un 13,5% aseveraron confiar en el Estado.

El ánimo es un indicador fundamental para construir escenarios proyectivos de cómo reaccionaría la dinámica social. Este indicador representa, por ejemplo, un termómetro de la aceptación o no de una decisión política tomada desde el poder; pues, mientras exista un elevado pesimismo, el margen de maniobra de las instituciones públicas se reduce y el descontento social tiende a elevarse.

A lo anterior hay que sumar la desconfianza en las entidades, así se obtiene una ecuación que debería prender las alarmas de los estamentos que nos gobiernan. En una sociedad pesimista y desconfiada del Estado, las tensiones casi siempre desembocan en acciones paralelas, sin mediación de lo oficial, convirtiéndose en un escenario de calentamiento progresivo de las calles.

Hoy por hoy somos testigos de una profunda desinstitucionalización del Estado, con tres de sus cinco funciones en crisis de representatividad, con conflictos internos y con autoridades encargadas. Tomemos como ejemplo la Función de Transparencia y Control Social, aquella que por mandato constitucional está encargada de aglutinar a las instituciones que ejercen control, como la Contraloría General Del Estado, la Defensoría del Pueblo, Superintendencias, entre otras. De todas esas instituciones, un 70% tienen autoridades encargadas, pues el Consejo de Participación Ciudadana no ha elegido a sus titulares y el Ejecutivo, en los casos de las Superintendencias, no ha enviado las ternas correspondientes, salvo la de Bancos, remitida esta semana, dos meses después de la destitución de su titular. Además, en la Función Judicial el presiente del Consejo de la Judicatura también está encargado, así como el Defensor Público.

Un Estado con autoridades encargadas y con pugna de poderes entre funciones no puede enfrentar la grave situación de rompimiento del tejido social que se evidencia con las cifras de indicadores sociales. La relación salario básico unificado y canasta básica familiar es de – USD 300,16; es decir, con un salario básico unificado solo se puede adquirir un 58,6% de los bienes básicos para vivir en el Ecuador. Según el Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC), se registra un 5,4% de desempleo a enero 2022, solo un 33,1% de empleo adecuado y a diciembre del 2021 sumaba un 27,7% de pobreza por ingresos y un 39,2% de pobreza multidimensional.

De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu), de diciembre de 2021 a enero de 2022 se redujeron 106.651 plazas de empleo adecuado. El empleo cerró enero con el 67,3 % de plazas para los hombres y el 32,7 % para las mujeres; es decir, las mujeres son el sector poblacional que tienen menor acceso al ámbito laboral. Asimismo, según cifras publicadas por diario La Hora, desde el 1 de enero al 5 de marzo de 2022 han ocurrido 28 femicidios, transfemicidios y muertes violentas de mujeres por delincuencia organizada en el país.  En 11 de las 24 provincias se registra por lo menos un femicidio en lo que va del año, un 50% más que en el mismo periodo de 2021.

En el ámbito de la niñez, información publicada por el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) a mediados del 2021 da cuenta de que el ingreso de niños, niñas y adolescentes a casas de acogida creció en un 102%, en su mayoría de provincias de la Sierra Centro, por causas relacionadas a maltratos físicos, abandono e incluso abuso sexual. Solo en el 2020 el ECU911 recibió más de 100.000 llamadas de auxilio relacionadas con violencia intrafamiliar, de acuerdo con la organización no gubernamental World Vision.

El portal digital PRIMICIAS publicaba hace algunos días que el primer trimestre del 2022 es uno de los de menor inversión pública de los últimos años, un 82% menos que en el mismo período del 2021 con tan solo USD 67 millones; esta inversión representa un 3,7% del presupuesto previsto para obra pública en este año, que es de USD 1.871 millones. El mismo portal informaba que el Ecuador es el tercer país con más desigualdad de la región, solamente superado por Colombia y Brasil. De acuerdo con el coeficiente de Gini nuestro país terminó el 2021 con 0,48, 0,4 puntos más que en el 2014 y son las provincias amazónicas las que tienen los mayores niveles de inequidad por ingresos, en especial Pastaza, Morona y Napo que llegan a tener un coeficiente que supera el 0,50.

Esta falta de presencia estatal frente a los índices de pobreza, desempleo e inseguridad hacen pensar que en la ciudadanía se sigue incubando el hartazgo a la clase política, que podría desembocar en el fenómeno “fuera todos” y con ello la posibilidad de que sea la periferia la que establezca el debate político en el país e incluso la que proponga salidas a los problemas sociales, no siempre dentro del marco de la ley.

Vistas las cifras, la clase política no es capaz de proponer soluciones a una realidad lacerante; y en su lugar, los escándalos no dejan de ser titulares a día seguido. La salida de la cárcel del exvicepresidente Jorge Glas mediante un habeas corpus dudoso; el asesinato de Miguel Ángel Nazareno Castillo, un ex militar y principal de la empresa “Big Money”, una captadora no registrada de dinero; y el caos político dentro del legislativo, son sólo unos cuantos ejemplos de los sucesos que provocan el debate político, frente a una sociedad que no le interesa discernir quienes son los culpables y quienes los inocentes, sino que siempre le resultará más fácil señalar a todos como responsables.

El Ecuador no logra encontrar su rumbo y su clase política abona para que esta entropía impida ver un horizonte próximo de mejoramiento en la calidad de vida de la gente, pues en el país pasan tantas cosas que a la final parecería que no pasa nada, es el lugar en el que el escándalo de ayer siempre tendrá un encubridor en el escándalo de mañana, sin alterar esa sensación de orfandad profunda que se respira en el ambiente.

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Director General de ICARE
Licenciado en ciencias políticas y jurídicas
Abogado
Doctor en jurisprudencia
Articulista de varios medios digitales

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