Enrique Ayala Mora
“Defensora de criminales”, “cómplice de terroristas”, “para ella solo tienen derechos los delincuentes”, “monja comunista anda a tu convento…”, Todo eso y más se ha dicho sobre ella, pero Elsie Monge ha seguido impertérrita, defendiendo los derechos humanos como un compromiso de fe y humanismo que muchos admiran y otros tantos no entienden.
Elsie es quiteña, nacida en 1933. Estudió en Guayaquil y en Estados Unidos, donde se graduó en Educación y Sociología. Posteriormente estudió Antropología social en Fordham University. También hizo estudios de Filosofía de la Historia y Ciencia Política (Hartford-Connecticut), Economía de la dependencia, Estudios pastorales y Economía Campesina. Concurrió a un seminario dirigido por Paulo Freire.
Hija de una familia católica de tradición humanitaria, recuerda: «La terrible pobreza y el deseo que sentí, junto a la necesidad de tratar de hacer algo para remediar la situación desarrollaron en mí la vocación religiosa».
En 1954 se unió a las hermanas de Maryknoll. Ha sido profesora y misionera en Guatemala y Ecuador, donde en conjunto con Laura Glynn trabajó desde 1973 y formó la Comisión Ecuménica por los Derechos Humanos, CEDHU, que dirige desde entonces.
La “Comisión Ecuménica” denunció desapariciones forzadas, ejecuciones extra judiciales, tortura y otras formas de persecución. Acusada de subversiva, especialmente en el gobierno de León Febres Cordero (1984-1988), cuando defendió los derechos de los acusados de guerrilleros, declara: «Cuando tomas una opción, aceptas lo que viene con ella”. Y añade: «En el trabajo por los derechos humanos uno de los requisitos es la perseverancia porque lleva tiempo ver resultados, especialmente si se afecta intereses económicos y políticos».
La CEDHU se destacó en la lucha contra el crimen de estado de los hermanos Restrepo, en la liberación Javier Ramírez, activista contra la minería en Intag, en la denuncia del desplazamiento de la población de San Marcos en Zamora Chinchipe. En 2007, Elsie presidió la “Comisión de la Verdad” nombrada por Rafael Correa; pero, “finalmente, allí hubo un interés político”, dice. “Presentamos 110 casos, con distintos tipos de violaciones, de los cuales, hasta la fecha, seis han tenido un procesamiento judicial y solo dos o tres, sentencia. El resto ahí están. Por ejemplo, el de Dayuma (en tiempo de Correa) fue parte del informe. La criminalización de la protesta fue bárbara.”
Fue designada “Mujer del año” en 1996. Recibió varias condecoraciones, entre ellas, la del Municipio de Quito, y fue nombrada Profesora Honoraria de la Universidad Andina Simón Bolívar.
Nominada para Premio Nobel de la Paz en 2005. “Nuestro trabajo consiste en apoyar a las comunidades para que conozcan sus derechos y las herramientas legales básicas para que puedan defenderlos. Apoyamos acciones pacíficas”, declara. Y sigue su lucha por la vida y los derechos humanos.
Historiador, profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar, Ecuador.