Paolo Ponce Cadena
Han transcurrido dos siglos desde aquella legendaria fecha, cuando en territorio ecuatoriano, se libró uno de los combates que marcaron un antes y un después del proceso independentista de América, me refiero a la Batalla de Pichincha.
Del intelecto de virtuosos historiadores, habrán surgido un sin número de líneas respecto a esta lid, sin embargo, hoy, asumo con responsabilidad, el desafío de esbozar tan importantes eventos, para que no pasen desapercibidos, los interioricemos, aprendamos de ellos y sean un impulso para enfrentar con valentía nuestras propias contiendas de emancipación.
¿Cómo empezó la Independencia en Latinoamérica?
Según relata la historia, muchas veces posicionada como “El Descubrimiento de América”, se produjo en 1.942, cuando Cristóbal Colón y su expedición, por orden de la Monarquía de España de aquella época, se encontraron en territorio americano tras cruzar el océano Atlántico.
Con el paso del tiempo los viajeros, por los hechos de los cuáles que fueron testigos y que siempre permanecieron intrínsecas en el alma indoblegable de nuestros ancestros, a lo mejor comprendieron que su dominio en el nuevo mundo, no iba a ser eterno.
Resultaría infinito pensar en que se puede narrar a detalle todas las aristas que se dieron como consecuencia del encuentro de estas dos formas de vida, pero todas ellas, ya preparaban el terreno para el inicio de los procesos libertarios.
Ya para el año de 1820, con la influencia de la geopolítica, permeó el liderazgo de José Joaquín Olmedo y el 9 de octubre, Guayaquil proclamó su independencia; hito que motivó a Cuenca, para que un mes después, hiciera lo propio el 3 de noviembre.
Con esa perspectiva y tras superar algunos infortunios, Simón Bolívar, desde Colombia, encomendó la tarea liberadora a su mejor General, Antonio José de Sucre, para que lidere estas operaciones militares. El acierto del encargo, se concretó la mañana del 24 de mayo de 1822, cuando Sucre llegó hasta Quito y doblegó a las tropas reales en las faldas del Pichincha.
La victoria de Sucre en la Batalla de Pichincha, fue posible gracias a un ejército integrado por casi 3.000 hombres quienes libraron un combate feroz y sangriento con las fuerzas españolas; aquellos foráneos que estaban conscientes que la perdida, equivalía a la conclusión de su dominio.
En ese contexto es necesario mencionar a los personajes que acompañaron a Antonio José de Sucre para cumplir la delegación del Libertador, me refiero a Abdón Calderón, quien fue destacado joven cuencano que pesar de haber recibido heridas de bala, permaneció indómito en la línea de fuego.
También consta el valioso aporte de Andrés de Santa Cruz, Comandante en Jefe de la División de Perú del Ejército Liberador, quien junto a Sucre, fue otro de los generales cuyo aporte táctico y político fueron puntales para la independencia de América.
¿Qué nos dejó este hito de la historia a los ecuatorianos y a Latinoamérica?
Es importante contextualizar la cronología de las campañas para la Independencia de Sudamérica, en las que tuvieron como sus principales impulsores a San Martín y Simón Bolívar, mismas que se cumplieron en Chacabuco (1817), Maipó y Cancha Rayada (1818), Boyacá (1819), Carabobo (1821), Bomboná (1822), Pichincha (1822), misma que se configuró en la recta final del dominio español, quedando las que se desarrollaron en Perú, en Junín y en Ayacucho en 1824.
Esto quiere decir que la guerra se la vivió en Chile, Venezuela, Ecuador, Colombia y Perú, donde sin dejar de lado todo el sacrificio que implica un enfrentamiento militar, de seguro habrán muchos más nombres que quizá no constan en los registros históricos, pero que gracias su valor, juntado al de las bases sociales, los insurgentes y el anhelo de autonomía, en la modernidad podemos proclamarnos libres.
200 años más tarde: ¿Qué batallas debemos librar?
A pesar de la libertad que nos abraza, actualmente enfrentamos grandes contiendas a las cuales debemos atacar como lo hicieron nuestros ancestros, hoy la lucha es con la atadura a las redes sociales, contra la desigualdad de oportunidades, contra la concentración de la riqueza, contra la corrupción que se campea con intenciones de normalizarse en la sociedad, contra la inseguridad, contra los malos gobiernos y contra un sin número de antivalores.
Frente a esta realidad que pretende cerrar sus eslabones, considero que es el momento de regresar a ver a la historia y de actuar con valentía, de estar conscientes de nuestros problemas, de buscarles soluciones, de no esperar que todo nos llegue desde la comodidad, de mostrar la iniciativa y de luchar fehacientemente contra la desidia; de ser los mejores comandantes de nuestras vidas, de liderar iniciativas que nos beneficien a todos, de velar para que a nadie se le vulneren sus derechos, de proteger a los indefensos, de dejar el egoísmo a un lado, de actuar con integridad, de ser honestos, de cuidar el ambiente, de respetar las diversidades y las opiniones de los demás.
Que el espíritu valiente, noble y decidido de Bolívar, Sucre, Calderón y de todos aquellos que ofrendaron sus vidas por liberarnos, nos inunden la conciencia todos los días para que los tengamos presentes en cada acto, como el fiel testimonio histórico de que cuando existe la voluntad de hacer algo para el bien común, se pueden conseguir grandes cosas; todo es posible si cultivamos la educación, la cultura y la vivencia de principios.
Quizá estas reflexiones, llevadas a la acción, hagan que la conmemoración del Bicentenario valga la pena.
Comunicador social con amplia trayectoria en periodismo, medios digitales y consultoría política.