¡El Socialismo Ecuatoriano: 96 años en la terca utopía por la libertad!

¡El Socialismo Ecuatoriano: 96 años en la terca utopía por la libertad!

Manuel Salgado Tamayo

Con un intervalo de apenas dos días los ecuatorianos celebramos dos acontecimientos singulares de nuestra historia: primero, los doscientos años de la Batalla del Pichincha, comandada por ese genio de las guerras revolucionarias que era Mariscal Antonio José Sucre, victoria que extendió hacia el sur el sueño de Bolívar: Colombia, la grande, consolidado en Ayacucho y Junín; pero además los 96 años del Partido Socialista Ecuatoriano, que ha buscado ser una antorcha luminosa  en la larga y compleja lucha por la independencia, la soberanía, la integridad territorial, la justicia, la libertad y el progreso de nuestra Patria y nuestro pueblo.

El Bloque Socialista con el Presidente del Congreso Edelberto Bonilla. 1991.

Vivimos una época de complejidad e incertidumbre.

La humanidad vive una época caracterizada por su alta complejidad e incertidumbre. Fenómenos inéditos aparecen en el horizonte, en los que, para mayor desgracia, parece tener una alta cuota de responsabilidad el modelo de explotación y vida implementado en la era moderna. La naturaleza ya no es la fuerza determinante en nuestras vidas, por el contrario, la superexplotación de la Tierra y sus recursos aparecen como los responsables del calentamiento global que, si no es detenido a tiempo, puede destruir todas las formas de vida del planeta Tierra. Más aún, hay científicos que consideran que la peor pandemia registrada por la humanidad en el siglo XXI puede ser una especie de mecanismo de autodefensa de los seres inertes que sumidos en los tejidos humanos cobran una fuerza destructiva demoledora. Recordemos que el SARS-CoV-2 ha causado, en los últimos dos años, 6’.300.000 muertes, siendo el continente más golpeado América con 2’.739.410 víctimas mortales. Y el cambio climático, que sectores fanáticos del poder y la riqueza niegan, está en el origen de las lluvias torrenciales que destruyen pueblos y campos, de las sequias interminables que liquidan la biodiversidad y la fauna y son una causa adicional para que los pueblos pobres huyan de sus países de origen como de la peste buscando nuevos espacios de vida que les son negados por las élites de las grandes potencias.

Las élites parecen empeñadas en la destrucción de la humanidad.

Cuando terminó la llamada “Guerra Fría”, con la victoria del capitalismo, Fukuyama sostuvo que se abría para la humanidad una época interminable de paz y progreso impulsada por la nueva economía del conocimiento. No ha sucedido así en su lugar lo que hemos visto es una sucesión de guerras destinadas a consolidar el mundo unipolar que con que sueñan las élites del poder de los Estados Unidos de América: Irak, Afganistán, Siria, Libia, Yugoeslavia. La OTAN o Tratado del Atlántico Norte, pacto defensivo frente a las tropas del Pacto de Varsovia que, al desaparecer el llamado por Reagan “Imperio del mal” debía desarmarse siguió expandiendo su poder en Europa Oriental con el objetivo de reclutar a las nuevas élites de los antiguos y nuevos Estados a los que el capitalismo les invitaba a disfrutar de las delicias de la globalización neoliberal. El propio Fondo Monetario Internacional reconoció que el tratamiento de shok y la acumulación por desposesión a que dio lugar la transición casi pacífica del socialismo real al capitalismo de mercado causó una catástrofe social sin precedentes en la década de los 90 y el cambio de milenio. Millones de niños y ancianos murieron de hambre y de frio sobre todo en la enorme Rusia.

Pero el desastre no solo ocurrió en Europa Oriental, según los estudios realizados por un grupo de investigadores franceses encabezados por Thomas Piketty[1] la profundización de la desigualdad y el aparecimiento simultáneo de unos pocos mil millonarios en la cúspide del poder y millones de pobres y miserables en la base de la pirámide social no fueron un fenómenos exclusivos de los ex países socialistas sino un resultado de la aplicación del recetario neoliberal en todos los países que se dejaron tentar y engañar con ese modelo económico y civilizatorio vendido por el Banco Mundial y el FMI. “Se constata así que, a lo largo del período 1980 – 2018, la parte del crecimiento captada por el 1% más rico de la población es del 27%, frente al 13 por ciento en el caso del 50 por ciento más pobre”. En términos más simples una pequeña parte de la población se apropiado de una parte paquidérmica del crecimiento; “en concreto, más del doble que la parte destinada a los 3.500 millones de personas que conforman la mitad más pobre del mundo”.[2]

El Ecuador luchó 5 lustros contra las políticas neoliberales.

En el Congreso con Cumanda Vinueza y Victor Granda.

Los ecuatorianos conocemos muy bien el impacto de las políticas que confían ciegamente en las políticas de mercado. Las vivimos y las sufrimos con todos sus efectos. El autoritarismo de Febres Cordero que casi lanza por la borda la continuidad democrática en los años 80. La corrupción desenfrenada de los banqueros que, con la complicidad de los gobiernos despojaron de sus ahorros e inversiones a millones de compatriotas en los años finales del siglo XX.. En la lucha de resistencia estuvimos todo el tiempo los socialistas. A veces cometiendo errores, como cuando apoyamos en la segunda vuelta al que creímos un coronel rebelde pero que resultó ser un oficial de inteligencia reaccionario que creyó posible humillarse ante el Imperio, romper con el movimiento indígena y popular y seguir gobernando. La movilización popular le puso en fuga.

El prestigio ganado en la lucha de resistencia nos permitió fortalecer la campaña electoral de Rafael Correa y llevarlo a la victoria en las elecciones del 2006. Nunca nos imaginamos que el hábil y poco conocido político iba a realizar un gobierno autoritario que criminalizó la protesta social y dio libre curso a niveles de corrupción con pocos precedentes en la historia republicana. Pero los caudillos casi nunca tienen herederos y por esa verdad pudimos constatar que los miembros del círculo más íntimo de la Revolución Ciudadana no eran otra cosa que oportunistas en la búsqueda del poder como lo atestiguó Lenin Moreno que, para apuntalarse en Carondelet, dio un profundo viraje a la política económica de su gobierno y se puso a las órdenes de los jefes de la derecha criolla Nebot y Lasso. La acusación de traidor que le hizo el supremo no fue suficiente para evitar la victoria de la derecha política que finalmente capitalizó el repudió a la corrupción y el autoritarismo.

Telmo Hidalgo y Fernando Maldonado

El primer año del gobierno de Lasso.

El contenido del proyecto de ley “creando oportunidades”, que fue negado por la Asamblea Nacional en septiembre del 2021, dejó en claro el verdadero proyecto económico, social y político del gobierno de Lasso: pasar todos los activos del Estado al poder del sector privado. Las promesas centrales de la campaña electoral que eran en su esencia: Crear el país del encuentro en base del diálogo con todos los sectores sociales y crear oportunidades, es decir, dar paso a una política de reactivación productiva, para generar empleo, fueron lanzadas al canasto del olvido por una propuesta indecente que buscaba privatizar el país para dotarse de una liquidez que le permita financiar el proyecto de invertir en los próximos 3 años 14.000 millones de dólares en obras de infraestructura. También fue evidente no sólo la falta de acciones concretas para perseguir y recaudar el dinero que fugó del país como consecuencia de los actos de corrupción de los gobiernos anteriores, sino además el acuerdo solapado que le permitió aprobar por el ministerio de la ley la reforma tributaria que cargó  más impuestos sobre las capas medias de nuestra sociedad. Como resultado de ello entre enero y abril de este año las recaudaciones tributarias fueron un 17% más altas que las realizadas por el Estado en el mismo período del año 2019, antes de la pandemia. Pero el gobierno prisionero de una ortodoxia neoliberal extrema se conforma con exhibir como éxito único el haber vacunado al 77% de la población con dos dosis, en un claro contraste con la ineptitud del gobierno de Moreno. Pero no hay otras cifras de realizaciones que exhibir sino una extensa nómina de ausencias. 7 de cada 10 ecuatorianos no tienen un trabajo adecuado. En plena pandemia se despide médicos y enfermeras del sector público. En los hospitales no hay medicinas básicas. Servicios estatales simples como la renovación de cédulas y pasaportes están paralizados, lo mismo sucede con el canje de licencias y matrículas. Peor aún la violencia delincuencial y la crisis carcelaria se han tomado el País y vemos con temor que la sociedad ecuatoriana se parece a la Colombia de Pablo Escobar y al México de los grandes carteles del narcotráfico. El Ecuador percibido antes como un territorio de paz y relativo progreso parece sumido en los peores índices sobre América Latina la región más violenta del mundo, pues según la ONU con el 8% de la población del planeta registra el 33% de todos los homicidios que se cometen. Súmese a ello que somos la segunda región del mundo, después del África, por el nivel de pobreza, pero además mantenemos el ingrato privilegio de ser la región más desigualitaria de la Tierra.

En el Ecuador el incremento del Impuesto a la renta y del precio de los combustibles, a los que se suman los efectos de la guerra en Ucrania, han desatado un proceso inflacionario en dólares que se calcula en un 5%, factor que golpea con particular dureza a los sectores más empobrecidos de la sociedad.

La ausencia de políticas productivas sigue siendo la característica del actual y los anteriores dos gobiernos, ese hecho explica por qué nos hemos vuelto un país caro y con muy escasa capacidad competitiva, pero parece que Lasso y sus íntimos sólo sirven a la burguesía comercial y financiera pues de otro modo no se entiende que al propio jefe de Estado ande mendigando por el mundo la firma Tratados de Libre Comercio. Es lo ocurrido con China, para una semana después de la visita a Beijin, aceptar la propuesta de un congresista republicano de hacer una alianza anti – china con los Estados Unidos o lo anacrónico que resulta que se de prioridad a la Alianza del Pacífico en momentos en que Chile y México tienen gobiernos que han puesto distancia con ese proyecto neoliberal.

Hasta ahora los sectores de oposición le han concedido al gobierno 365 días de tregua en parte como reconocimiento al éxito de la campaña de vacunación, pero la ausencia de políticas sociales en los campos sensibles de la salud, la seguridad social, el empleo, los altos niveles de desnutrición infantil y general hacen una combinación explosiva de problemas a los que se suma la violencia delincuencial, la incapacidad del Estado para controlar las cárceles, la dramática constatación de que el narcotráfico ha penetrado el tejido social van creando las condiciones para dudar de la capacidad del gobierno para enfrentar todos esos temas agudizados por la perversa aplicación de las políticas neoliberales que no son otra cosa que un vasto plan estratégico para empobrecer más aún al pueblo y hacer posible la mayor acumulación por desposesión del capital financiero y comercial.

La militancia del Partido Socialista Ecuatoriano debe ponerse a la cabeza de un programa que no solo se oponga al ajuste estructural sino que levante un programa alternativo que debe consensuarse con la mayor cantidad de organizaciones sindicales y políticas. La tarea implica no dejarse enredar en la madeja electoral y seguir el ejemplo de los procesos revolucionarios que demuestran que el mejor mecanismo para ganar en apoyo popular es asumir la defensa de sus intereses en todos los campos y de manera permanente.

Referencias:

[1] Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI, traducción de Eliane Cazenave – Tapie Osoard ( México, Fondo de Cultura Económica, 2014); del mismo autor Capital e Ideología, traducción de Daniel Fuentes (Bogotá, Editorial Planeta, 2019)

[2] Piketty, Capital e Ideología, 43.

+ posts

Profesor Emérito de la Universidad Central del Ecuador. Ex legislador. Literato. Mgs. en Relaciones Económicas Internacionales mención Comercio e Integración por la Universidad Andina Simón Bolivar. Phd en estudio latinoamericanos en UASB

Comparte:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.