La “Marea Verde” Argentina

La “Marea Verde” Argentina

Pamela Troya
@pametroya

Las mujeres y organizaciones feministas de Argentina le dieron fuerza a la “Marea Verde” y pusieron sobre la discusión pública que un aborto legal, seguro y gratuito es la conquista de un derecho para todas las mujeres.

Este viernes 11 de diciembre, se marcó un hecho importante con la aprobación de este proyecto de ley en la Cámara de Diputados con 131 votos a favor, 117 en contra y seis abstenciones. Ahora, queda pendiente la decisión del Senado. En 2018, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, pero el Senado la rechazó. Esta vez, la iniciativa ha sido impulsada por el Gobierno de Argentina.

Ahondemos un poco más. La penalización del aborto no hace que esta práctica desaparezca; sino que se haga en la clandestinidad y con graves consecuencias de salud para las mujeres que, inclusive, pueden llevarlas a la muerte; sobre todo, a las mujeres con menos recursos, porque quienes cuentan con ellos pueden realizarse abortos dentro o fuera del sistema de salud, dentro o fuera de su país.

Así que penalizar el aborto también es penalizar la pobreza.

Solo en Argentina, se practican entre 371.965 y 522.000 abortos cada año, según un informe de Human Rights Watch (HRW). Y, según datos oficiales de este país, en los últimos 40 años, más de 3.000 mujeres han muerto por abortar y 39.000 son hospitalizadas cada año por complicaciones derivadas de interrupciones de embarazos. Así que, más allá de ideologías conservadoras o religiosas, la despenalización del aborto es una cuestión de salud pública.

Fuente: DW

Argentina fue el primer país de América Latina en conquistar el matrimonio igualitario, en 2010. Para mí fue referente e inspiración para soñar en que era posible lograrlo también en Ecuador, como efectivamente sucedió en junio de 2019, luego de seis años de lucha. Argentina despenalizó el aborto por violación en 1921. Algo que, hasta ahora, casi 100 años después no podemos conseguir en el Ecuador, debido a la profunda miopía de gobernantes y legisladores/as de turno. Recordemos la historia de nuestro país de los últimos años con respecto a este tema.

En el 2013, la Asamblea Nacional estaba discutiendo las reformas al Código Orgánico Integral Penal -COIP-. En ese momento el presidente de la República era Rafael Correa. Su partido, Alianza País, constituía mayoría en la Asamblea Nacional. Básicamente todas las funciones del Estado estaban bajo el dominio absoluto de Correa y su partido. Hombre católico y cercano a los Opus Dei, nunca ocultó que gobernaba bajo sus principios religiosos, e inclusive lo dijo abiertamente la noche anterior a la posesión de su segundo mandato, el 22 de mayo de 2013: “yo soy muy progresista en la parte económica y social, pero bastante conservador en cuestiones morales… Nunca lo he ocultado y el país ha votado por mí, vota por la persona, vota por sus creencias”.

Volvamos al 2013, a octubre. Durante las discusiones en la Asamblea sobre las reformas al COIP, la asambleísta del partido de gobierno, Paola Pabón, mocionó con el apoyo de 20 de sus colegas mujeres de Alianza País, la propuesta de la despenalización del aborto por violación, planteamiento de los movimientos y colectivas feministas que llevamos luchando por años en Ecuador.

De manera inmediata, Correa se expresó en los siguientes términos en una entrevista radial: “Después de un año no excluyo pedir la revocatoria (del mandato) para determinadas asambleístas que han mostrado cinismo terrible, falta de lealtad total y falta de aprecio para el presidente de la República… No se trata de hablar bonito ante las cámaras y de decir te queremos mucho compañero presidente, hay que ser consistentes, esto se había discutido, había consenso y utilizar esta maniobra con el afán personal es inadmisible».

Correa amenazó con renunciar a la Presidencia, como lo hizo durante varias veces durante sus mandatos por temas varios, si la Asamblea aprobaba la propuesta y ordenó a Alianza País votar en contra.

También acusó a Paola Pabón de traidora. Pabón, Soledad Buendía y Gina Godoy, asambleístas que la secundaron públicamente, fueron sancionadas por el comité de disciplina de su partido a 30 días de silencio, que les impidió desempeñar sus funciones en la Asamblea, donde actuaron sus alternos, y dar declaraciones públicas. Pabón también fue obligada a retirar la moción en la Asamblea, lo cual hizo en los siguientes términos (incorporo solo una parte de su intervención), el 10 de octubre de 2013:

“El día de ayer, en mi exposición señalaba que abrir el debate en materia penal y posiblemente en otras áreas implica volver a poner los derechos de las mujeres sobre la mesa de discusión. Mi organización política es una organización producto de la sociedad ecuatoriana. Mi organización política es parte de la sociedad ecuatoriana, y lastimosamente no hemos podido procesar una mirada distinta; no hemos logrado que esa mirada patriarcal permita avances significativos, que posiblemente hoy con la revolución ciudadana las mujeres esperan. (…)

No compañero presidente. Con el inmenso cariño que te tenemos decimos que esta vez te estás equivocando, pero por la unidad de esta bancada, por la unidad de mis 100 compañeros asambleístas —y esto les digo a cada uno de ustedes— retiro la moción para que este bloque no tenga la posibilidad de evidenciar una ruptura. Posiblemente no me lastimen los abucheos de la oposición, me lastima haber decepcionado a compañeros y compañeras que tienen el legítimo derecho de reclamar de esta Asamblea una posición distinta. Lo hago con firmeza, con la valentía y la coherencia que han representado diecisiete años de lucha política.

Posiblemente la gente diga que me he equivocado, y yo quiero para finalizar decirles a ustedes, compañeros del Movimiento PAIS, me equivoqué. Y recojo la frase de un gran amigo mío, Tomás Borge; él me decía: si esto es lo posible, si esto es lo que va a cambiar a los ecuatorianos, hay que estar ahí. Y nosotros estamos en la revolución ciudadana, por lo tanto, retiro la moción”.

Este hecho deja en evidencia, también, la violencia política y simbólica de Correa hacia las asambleístas de Alianza País, que se basó en la imposición de sus creencias religiosas personales y en la extrema estructura vertical del partido, que limitaron los derechos políticos de estas mujeres que ejercían cargos de elección popular. Este acto impidió que las asambleístas puedan ejercer en libertad sus funciones políticas, proponer y votar dentro de la Asamblea Nacional por lo que consideraban correcto y justo. Además, existió una imposición de sanciones injustificadas y abusivas que restringieron el ejercicio de sus derechos políticos en condiciones de igualdad (30 días de silencio en las funciones de sus cargos). Y quitó la posibilidad histórica de que Ecuador cuente en 2013 con la despenalización del aborto por violación.

Fuente: Nodal

Seis años después, la propuesta fue negada de nuevo dentro de la Asamblea, que solo alcanzó 65 votos a favor de los 70 que se necesitan para aprobar una moción en el pleno. Fue un día triste y de profunda indignación para quienes supusimos que esta vez las y los asambleístas legislarían en base a los derechos y no a sus creencias personales e ignorancia sobre esta problemática en el país.

Quienes luchamos por los derechos de las mujeres desde nuestras trincheras, tenemos puestos los ojos en Argentina, que ahora también se convierte en un movilizador, una inspiración y referente para los países latinoamericanos donde aún prevalece la doctrina religiosa sobre la laicidad del Estado.

Confiemos en que el Senado argentino ahora haga su parte y dé paso a esta ley. Y confiemos que el efecto multiplicador de la “Marea Verde” también pinte de esperanza a Ecuador y lo logremos. Al menos la despenalización del aborto por violación, que es un mínimo que exigimos luego de que una niña, adolescente o mujer sufre un acto de tremenda violencia, como lo es ser víctima de la cosificación y apropiación de su cuerpo en un ejercicio inhumano de poder.

Ahora que estamos a menos de dos meses de las elecciones para presidente y asambleístas, miremos bien quienes están a favor de los derechos de las mujeres y quienes quieren castigarlas luego de haber sido violadas. Y luego, votemos.

Referencia:

  • https://www.hrw.org/es/report/2020/08/31/es-hora-de-saldar-una-deuda/el-costo-humano-de-las-barreras-al-aborto-legal-en

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Feminista, activista LGBTI-DDHH, promotora y vocera principal de la campaña por el Matrimonio Civil Igualitario en Ecuador

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