Más rápido que las redes sociales… solo el cambio climático.

Más rápido que las redes sociales… solo el cambio climático.

Patricio Chávez

Y así de repentino como se propagó la noticia sobre la tragedia que ocurría en Australia, unas semanas después, todo “ha vuelto a la normalidad”.

Para inicios de enero, la BBC (el servicio público de radio y televisión del Reino Unido), informaba que “…solo en los tres millones de hectáreas que se han quemado en Nueva Gales del Sur en los últimos diez días, es probable que hasta 480 millones de mamíferos, reptiles y aves han resultado afectados por los incendios”; cinco días después, su fuente rectificaba la cifra colocando la escalofriante cantidad de 800 millones de animales en la zona y alrededor de mil millones de animales afectados en toda Australia.

Unos 8.000 koalas habrían muerto calcinados y muchos de los que pudieron sobrevivir, seguramente morirán después, por la falta de alimento que ocasionó la destrucción de su hábitat.

Fuente: Mediotiempo.

Los incendios forestales no son nuevos en Australia o el Amazonas, en California o cualquier otro lugar, sin embargo estos incendios son cada vez más fuertes en su intensidad, más extensos en su duración y área de afectación, más frecuentes en número… y así, un interminable listado de “máses” que, pese a la posición, ya sea por necedad o conveniencia, de políticos y grandes capitalistas (y también de los de “medio pelo”) en negar la presencia del cambio climático y su influencia en los recientes desastres ambientales que recorren el globo, esta es una realidad que nos ronda.

De acuerdo con las afirmaciones científicas, si bien el calentamiento global no provoca estos incendios, las nuevas condiciones atmosféricas actúan de tal manera en la vegetación, que la convierte en un mejor combustible para el incremento e intensidad de estos.

Fuente: El Español.

A mediados de enero se calculaba que las emisiones de efecto invernadero generadas por los incendios en Australia habían superado el promedio anual de los 116 países del mundo con el menor índice de emisiones. El estimado a (esa fecha) de 400 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono arrojadas a la atmósfera, alimentarán lo que podríamos llamar “la espiral del verdadero fin de la historia” (urge discutir hacia dónde avanza, si se puede llamar así, la conciencia de la humanidad). La consecuencia se transforma a la vez en una nueva causa, ese aumento de CO2 en el aire, ocasionado por incendios que han alcanzado esta magnitud debido a las condiciones generadas por el cambio en el clima, provocará que los incendios de la próxima temporada sean más graves que los que acaban de pasar y así sucesivamente en una larga e interminable cadena de destrucción.

Fuente: www.poresto.net

Más de 10 millones de hectáreas quemadas en Australia (según los informes superan la superficie afectada en el Amazonas, que fue de unos siete millones ha.)

Alrededor de 15.000 hogares destruidos; varias decenas de personas fallecidas por causa directa; más de 100.000 evacuados; lenguas de fuego que llegaron a alcanzar hasta 70 metros de altura (tan alto como el famoso edificio de la Casa de la Ópera de Sídney); los expertos creen que la pérdida de miles de koalas, ha dejado una población tan limitada que su peligro de extinción es inminente, pues no todos tienen la capacidad de reproducirse debido a la presencia de una bacteria que les causa esterilidad… «Es como si hubiéramos alcanzado el punto de inflexión que ya habíamos pronosticado que llegaría como consecuencia del cambio climático. Ahora nos encontramos en territorio desconocido», afirmaba una experta entrevistada por el diario The Guardian, al hablar de las cifras que han dejado los incendios.

Fuente: La Prensa

Sin embargo y afortunadamente, la tragedia ha pasado, ¿o quizás no?

Los temas sobre problemas relacionadas con el clima en la actualidad son tantos que parecería que nos vamos acostumbrando, incluso podemos decir que se va estableciendo algo así como un protocolo de comportamiento al respecto.

La gente se alarma, posteriormente se indigna e irrumpe en twitter y lanza todo tipo de reclamos e insultos por la falta de acción oportuna de las autoridades, crea cadenas de rezo de apoyo a los afectados en whatsapp, o comparte todo lo que encuentra sobre el tema en Facebook. Dos o tres días después, todo “vuelve a la normalidad”, finalmente y como dice el presidente norteamericano: “Nosotros no tenemos problemas de cambio climático; eso es algo que ocurre en su casa, no en la nuestra”, hay que seguir posteando selfies y buscando nuevos temas en los que opinar para conseguir seguidores.

El cambio climático es con toda seguridad el mayor problema con el que se ha enfrentado la humanidad a lo largo de su existencia, está en juego, nada más y nada menos que la continuidad de nuestra permanencia en la Tierra. Hemos llegado a este punto por nuestras propias acciones y también por nuestras inacciones, es fundamental conocer y entender el estado de la situación, pero sobre todo es necesario empezar a exigir soluciones y compromisos y también asumirlos, cada persona desde el lugar en el que esté y con la capacidad de acción que cuente, como dice el periodista estadounidense David Wallace-Wells: “si quieres salvar el planeta, tu voto es mucho más importante que tu dieta”.

Fuente: rotativo.com.mx

Si tomamos el tiempo de existencia del planeta y lo reducimos a las 24 horas que dura nuestro día y de esto intentamos calcular lo que representan los 200 años que llevamos “enriqueciendo” la atmósfera con dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, podríamos ver que este tiempo sería el equivalente a una pequeñísima fracción de segundo.

Efectiva y lamentablemente el cambio climático avanza muchísimo más rápido que cualquiera de las tendencias de redes sociales en la que últimamente hayamos participado.

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Estudió sociología en la Universidad Central del Ecuador y publicidad en la Universidad Tecnológica Equinoccial, ha trabajado durante más de una década por la defensa del Parque Nacional Yasuní y los Derechos de la Naturaleza. Aficionado de la fotografía documental.

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