El neofascismo camina en América Latina

El neofascismo camina en América Latina

  Eduardo Ruilova Quezada

 

“¡Hombres, no celebréis todavía la derrota de los que nos dominaban hasta hace poco! Aunque el mundo se alzó y detuvo al bastardo la perra que lo parió está otra vez en celo”.
Bertold Brecht

La doctrina fascista fue desarrollada por el italiano Benito Mussolini, sus tesis centrales son: el anticomunismo, el anticapitalismo, el ultranacionalismo, el totalitarismo, el antiliberalismo, el caudillismo, fomenta el fanatismo, el machismo, el control político-propagandístico de las masas desde el partido y el Estado, por ello su tesis central: “Todo en el Estado, todo por el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado”. Se sustenta en la teoría darwinista de la superioridad racial y del más fuerte; su líder tiene que ser carismático, con fundamentos salvadores y protectores dirigidos al pueblo y/o a la ciudadanía. Los ejecutores de los actos violentos y represivos contra la población civil italiana eran los “camisas negras”, encargados de aniquilar a las organizaciones de izquierda, dirigentes obreros y campesinos, eran encargados de propagandizar el fascismo, agitar y movilizar a las masas en todos los actos del Estado.

El nazismo tenía condiciones casi similares al fascismo, Adolfo Hitler fue su líder y el partido nacionalsocialista el ejecutor de sus postulados, su fuerza de choque eran los “camisas pardas”, las fuerzas paramilitares identificadas como S.A. (división tempestad), que perseguía a militantes y dirigentes de los partidos comunista, socialista, socialdemócratas, a obreros sindicalizados y a sus dirigentes, para obligarlos a que militen por la fuerza en el partido.

“El Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores toma del fondo de la idea básica de una concepción racista general, los elementos esenciales para formar con ellos -sin perder de vista la realidad práctica, época en que vivimos y el material humano existente, así como las flaquezas inherentes a éste-, un credo político que a su vez, pueda hacer de la cohesión  de las grandes masas, rígidamente organizadas, la condición previa para la victoria de esta ideología”[1].

Eran antidemocráticos y antiparlamentarios “por su carácter y por la índole de su organización; es decir que, en general, así como dentro de su propia estructura, rechaza el principio de decisión por mayoría, principio que degrada al Fuhrer a la condición de simple ejecutor de la voluntad y de la opinión de los demás. En pequeño y en grande,  encarna nuestro Movimiento el principio de la autoridad absoluta del Fuhrer que, a su vez, supone una máxima noción de responsabilidad”[2].

Josef Goebbels (el Mefistófeles Moderno), el propagandizador de la ideología nazi, utilizo “la radio en la Alemania nazi, para crear una opinión pública. Ninguna democracia, huelga apuntarlo, pensaría en imitar su sistema, el cual consistía en interrumpir las labores, en toda la extensión del Reich, durante una hora y más, cada vez que el Fuhrer se dirigía a la nación. En todas las fábricas, en todos los edificios públicos, en todas las plazas importantes de ciudades y aldeas, se habían instalado unos altavoces”. (…) “Goebbles creó una nueva realidad por entero basada en la mentira”[3].

Fuente: The Times of Israel. Josef Goebbels

En esa época estaba en auge el marxismo, la revolución rusa había triunfado y su influencia se extendía por Europa, esa eran las razones por las que los fascistas y el nazismo se camuflaron de socialistas, de comunistas, de sindicalistas, de izquierdistas, de anticapitalistas, echaron mano a esas fortalezas para atraer a los trabajadores y a la pequeña burguesía, una vez consolidados se deshicieron de ellos para unirse con sus aliados naturales, la gran burguesía italiana y alemana.

Jorge Dimitrov define al fascismo como “La dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, más chouvinistas y más imperialistas del capital financiero”. (…)

“El fascismo es el poder del propio capital financiero. Es la organización del ajuste de cuentas terrorista con la clase obrera y el sector revolucionario de los campesinos e intelectuales. El fascismo en política exterior es el chouvinismo en su forma más brutal que cultiva un odio bestial contra los demás pueblos”. (…) La subida del fascismo al poder no es un simple cambio de un gobierno burgués por otro, sino la sustitución de una forma estatal de la dominación de clase de la burguesía -la democracia burguesa- por otra, por la dictadura terrorista abierta”[4].

El neofascismo en América Latina

El desarrollo del fascismo y el neofascismo en América Latina no es reciente, ya ocurrió con las dictaduras militares en Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Perú y Bolivia a través del “Plan Cóndor”, ideado y preparado por la CIA y el Comando Sur; aniquilaron a organizaciones políticas y sociales, a dirigentes, a partidos de izquierda; en lo económico fue el laboratorio del FMI y el BM para la construcción del neoliberalismo y la entrega vía privatización de empresas públicas a la burguesía local y transnacional, respaldada incondicionalmente por la casta militar a cambio de favores económicos.

La llegada al poder de la ultraderecha, facilitada sospechosa y coincidentemente por los partidos y movimientos políticos autocalificados de progresistas o del socialismo del siglo XXI, Venezuela con Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro; Bolivia, Evo Morales;  Ecuador, Rafael Correa Delgado y Lenín Moreno Garcés; Argentina, Néstor Kirchner y Cristina Fernández; Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra; Brasil con Luis Inacio “Lula” Da Silva y Dilma Rousseff, personajes fracasados en la conducción política, económica y social de sus países, a excepción de los gobernantes uruguayos, se vieron involucrados en vergonzosos casos de corrupción, despilfarro, desaparición de opositores políticos, tráfico de drogas, miseria y pobreza en la mayoría de sus poblaciones a pesar de miles de millones entregados en bonos, mientras que reducidos grupos económicos y estructuras familiares, incrementaron su patrimonio económico.

Asaltantes del Poder, de los bienes públicos, corruptos y vende patrias, responsables directos del retorno de gobiernos reaccionarios de derecha y ultraderecha, portaestandartes del neoliberalismo, que dejaron el camino expedido a gobiernos autoritarios para que continúen en la ruta del saqueo de los recursos naturales.

Vendedores de ilusiones al pueblo que confió en ellos, para luego de la argucia populista, alzarse con el santo y la limosna desde el Estado, amparados y protegidos por las fuerzas armadas en agradecimiento al incremento de sueldos; por su estructura jurídica creada y aprobada por arrastrados parlamentarios y/o asambleístas para su encubrimiento y fuga; por los propietarios del sistema financiero, beneficiarios directos de la corrupción gubernativa y facilitadores de la salida de dineros robados por los ex gobernantes.

Entre las bombas de humo que fueron lanzadas para facilitarse el saqueo nacional tenemos: incrementos de subsidios; entrega de bonos económicos a la población pobre y desempleada; educación y salud gratuita; seguridad social para la familia; incremento de sueldos a los aparatos represivos del Estado y su posterior descalificación ante sus connacionales (por el 30 de septiembre); puentes vacacionales a la población para distraerlos de los acontecimientos nacionales; con el pretexto de la inversión extranjera para fomentar empleo, festinaron el patrimonio nacional: puertos, minas, carreteras y la órbita geoestacionaria para la telefonía celular.

El neofascismo es un Estado criminal, porque aplica la violencia civil y militar para mantener el orden público a pretexto de luchar contra la delincuencia y el narcotráfico, el anticomunismo, el racismo, la homofobia; están contra el aborto, el feminismo, la inmigración y las políticas sociales retributivas hacia los pobres.

Defiende una sociedad patriarcal; no quieren saber ni oír sobre el cobro de impuestos a sectores corporativos nacionales y transnacionales; el desapego a la defensa y protección de la naturaleza, la utilización de la religión, el desprecio por los bienes públicos y su favoritismo por lo privado, la imposición de la doctrina del miedo a través de la violencia desde el Estado, con el banal argumento de vincularse a la población; están en contra de la educación universitaria, por considerarla foco de la cultura marxista.

Como ejemplo recordatorio citare lo acontecido en Chile con golpe de Estado dado por Augusto Pinochet al gobierno del presidente Salvador Allende, “…en todas las ciudades se ametralla y bombardea a las universidades, se destruye e incendia bibliotecas y editoriales, se queman piras de libros en las calles igual o peor que en la etapa nazista; se ha asesinado a los trabajadores, encarcelado y fusilado a los intelectuales, a los estudiantes, haciendo tabla rasa del más elemental derecho humano, en plena barbarie y con la ley de la selva”[5].

Golpe de Estado de Augusto Pinochet contra el gobierno democrático de Salvador Allende. Chile.

Los gobernantes ultraderechistas del Brasil son el ex capitán de ejército Jair Bolsonaro, presidente de la república y el ex general Hamilton Maurao vicepresidente, defensor de la dictadura militar de 1964 a 1985, a la que llamó “…período autoritario (…) la violencia estatal, la justifica porque, según su interpretación histórica, los grupos marxistas y leninistas  querían imponer una dictadura comunista. Maurao define el momento como una guerra muy pequeña. Pero la cosa no queda ahí. Según el vicepresidente la tortura era una cuestión de guerra. Y afirma: ‘En la guerra la primera víctima es siempre la verdad. Hay mucha gente que dice que fue torturada y no lo fue”[6].

Coincidencias autoritarias en Ecuador

El ex presidente Rafael Correa Delgado, con su doble discurso habló a nombre de los pobres, de la izquierda, de los trabajadores, de los jóvenes, de las mujeres, de los campesinos ecuatorianos y terminó haciendo lo contrario. Favoreciendo a los grandes grupos económicos y al sistema financiero, perdonando deudas por concepto de impuesto a la renta a través de la ley de remisión de intereses; promulgo leyes a favor de las corporaciones nacionales y transnacionales, como: la Ley de Minería, el Código de la Producción, la Ley de Tierras y Territorios Ancestrales, la Ley de Electricidad, la Ley de Comunicación entre otras.

Siguió el ejemplo de Mussolini, quién para consolidar su poder político realizó la “Marcha sobre Roma”, travesía en la cual amedrentó a los italianos mediante la violencia física, el incendio de sus bienes, las amenazas físicas y psicológicas, llegando al asesinato de dirigentes y de quienes se oponían a su proyecto fascista en marcha.

Rafael Correa Delgado, hizo algo parecido, desde su fortín en Carondelet, destruyó a las organizaciones sociales y políticas existentes como el FUT, la UNE, la FEUE, a los Colegios de Profesionales del país, desprestigió a sus dirigentes; luego, ordenó y dispuso que se organicen y se construyan para su proyecto político centrales sindicales sumisas e incondicionales, de campesinos, de jóvenes, de mujeres, de maestros, quienes se oponían a él eran encarcelados, perseguidos, golpeados por la militancia de Alianza País y de las fuerzas represivas del Estado, hubo también desaparecidos y asesinados, hechos que están siendo investigados por la vía judicial.

Fuente: La Hora. Represión a protestas contra enmiendas constitucionales en diciembre de 2015. Ecuador.

Su concepto darwinista lo describe de la siguiente manera: “La acumulación de capital tecnológico implica no solamente generar -frecuentemente muy difícil para los países pobres- sino también generalizar el uso de nuevas tecnologías, lo que supone capacidad de cambio. Utilizando un concepto darwiniano con el cual coincidimos, las especies que sobreviven no son las más fuertes, sino las que mejor se adaptan a los cambios”[7].

Se creía el único, el ungido, el elegido para conducir a las masas, muy suelto de lengua expresaba: “Ante la ausencia de sociedades motivadas y cohesionadas, instituciones formales sólidas y la necesidad de crear valores y actitudes que aceleren el progreso, el rol de adecuados liderazgos es fundamental. Liderazgo es sencillamente la capacidad de influir sobre los demás, pudiendo utilizarse para servir a los demás, o servirse de los demás, lo que, lamentablemente, es lo que ha sido frecuente en América Latina cuando han existido liderazgos fuertes. Buenos líderes pueden ser fundamentalmente para suplir la ausencia de capital social, institucional y cultural, y su importancia disminuirá en la medida en que precisamente esos liderazgos ayuden a consolidar estos capitales”[8].

Realizó encuentros políticos de su izquierda latinoamericana, en la cual se mofaba, ridiculizaba, insultaba y desprestigiaba, a sus invitados y ellos le aplaudían a rabiar sin importarles las consecuencias. Con conocimiento de causa expresó que estaba en marcha una nueva “Operación Cóndor”, ya no con características militares represivas, sino con proyecciones civiles represivas desde lo jurídico-político a través de aplicación de los Códigos Penales, las leyes de Comunicación, de los Códigos de Trabajo, el incremento salarial a policías y militares para garantizarse su permanencia en poder y la represión a los sectores sociales que protesten y reclamen.

El gran despliegue propagandístico por parte de los gobernantes calificados de progresistas, lo extendieron como cortina de humo en afán de impedir a los pobladores de sus países descubran los nuevos códigos de sometimiento, fabricados e impuestos por el imperialismo norteamericano para la consolidación neoliberal y de la derecha radical de corte neofascista en América Latina.

Esa es la razón por la cual hasta los organismos internacionales de crédito permitieron, facilitaron y encubrieron todo tipo de corrupción; para luego desenmascararlos y sancionarlos judicialmente con sus mismas leyes represivas.

Lo que la derecha del Ecuador no pudo hacer desde el retorno a la democracia burguesa, Rafael Correa Delgado lo logró en 10 años de gobierno autoritario, gracias a sus asambleístas sumisos, aprobó  un paquete de leyes represivas con las que criminalizo la protesta social, persiguió a miles de  dirigentes sociales y populares, más de 800 fueron judicializados y varios encarcelados. Con todo el poder en sus manos, más la obsesión por destruir toda la resistencia política y social, para amedrentar a sus oponentes creo cinco cuerpos represivos especiales; contrató especialistas en imagen y propaganda para crear representaciones pictóricas de engaño que oculten su esencia fascista, a los ecuatorianos y Latinoamericanos.

A las leyes de “Seguridad Nacional” las sepultaron, reemplazándolas con la ley de “Seguridad Ciudadana”, que ya está siendo aplicada por los gobiernos democráticos.

No habrá más estadios o campos de concentración llenos de ciudadanos que piensen diferente, miles de desaparecidos o muertos por su activismo político; en su lugar llenarán cárceles por la judicialización de la política a través del Código Penal con quienes quieran o intenten cambiar este sistema económico capitalista de explotación, por otro justo, equitativo, solidario como es el sistema socialista.

 NOTAS

[1] Ver Hitler, Adolfo.- “Mi Lucha”.- Editorial Solar, 1985.-  Pág. 283

[2] Ver Hitler, Adolfo.- “Mi Lucha”.- Editorial Solar, 1985.-  Pág. 259

[3] Ver Riess, Curt.-  Goebbels Mefistófeles moderno”.- Biografías Gandesa, México, D.F., 1968.- Pág. 11-13

[4] Ver Dimitrov, Jorge.- Escritos sobre el fascismo.- AKAL Editor, 1976.- Págs. 49-52

[5] Ver Aguirre, Manuel Agustín.- La transformación social y revolucionaria de América Latina”.- Colección Manuel Agustín Aguirre, Volumen 5.- Universidad Andina Simón Bolívar sede Ecuador y Ediciones la Tierra, 2008.- Pág. 152

[6] Ver https://nuso.org/articulo/mourao-bolsonaro-brasil-derecha-gobierno/ Revista Nueva Sociedad, febrero de 2019

[7] Ver Correa Delgado, Rafael.- Ecuador: de Banana Republic a la No República.- Debate-2009.- página 189

[8] Ver Correa Delgado, Rafael.- Ecuador: de Banana Republic a la No República.- Debate-2009.- página 195

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Sociólogo por la Universidad de Cuenca. Fue Concejal (s) del Cantón Cuenca y vicepresidente del Tribunal Electoral del Azuay. Realizó varios cursos sobre Ciencias Políticas y Sociales en varios países de América Latina. Autor de varios libros entre los que destacan “Imperialismo, deuda externa y militarismo en América Latina” y “Falsa Revolución”.

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