Karen Garzón-Sherdek
El 20 de junio se conmemora el día internacional de los refugiados, una fecha que nos recuerda las difíciles situaciones por las que deben pasar y afrontar aquellas personas que huyen de diversos tipos de conflictos en sus naciones, y buscan una nueva oportunidad en países extranjeros. De acuerdo con datos oficiales del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), cada dos segundos, una persona se ve obligada a dejar su hogar para refugiarse en otro país. En el año 2018, el total de refugiados alcanzó una cifra histórica de 25.4 millones, de los cuales, más de la mitad son menores de 18 años. Estas cifras no solo son alarmantes, sino que evidencian situaciones de vulneración de derechos.
La guerra civil en Siria que enfrentó en un inicio a sus Fuerzas Armadas contra grupos rebeldes conocidos en occidente como la “oposición siria”, se ve agravada en la actualidad por la presencia del denominado Estado Islámico. El conflicto armado en este país cumple más de 8 años y ha dejado como resultado 6.3 millones de refugiados, entre ancianos, mujeres, hombres, niñas y niños. Estas personas han huido principalmente a los países aledaños y a Europa, poniendo en riesgo su propia vida y la de sus familias.
En el 2015, una imagen desgarradora recorrió el mundo entero; se trataba del pequeño Alan, un niño de apenas tres años que murió como consecuencia de un naufragio en una playa de Turquía. La situación en este país asiático es tan grave, que casi la mitad de la población está desplazada.
Estas personas no solo han arriesgado su vida; sino que también han sufrido abusos, escapando de un conflicto que ha cobrado miles de víctimas. Quienes logran llegar a otros países, requieren de protección y de tratos apropiados, que incluyan soluciones a largo plazo. Es importante comprender que un refugiado no es un migrante, por lo tanto, no puede volver a su país de origen porque no es seguro.
Afganistán, el segundo país más peligroso del mundo, de acuerdo con los datos publicados por el Índice Global de la Paz, atraviesa uno de los episodios de refugio más largos en la historia contemporánea, sumando un total de cuarenta años. Recientemente, la guerra en ese país enfrentó al Emirato Islámico de Afganistán contra Estados Unidos y su coalición internacional, pero una vez derrocados por las fuerzas de ocupación, la insurgencia ha venido librando, hasta la actualidad, cruentos enfrentamientos por el control del territorio afgano, en un conflicto que continúa sin solución. De acuerdo con ACNUR, 2.6 millones de personas que conforman la población de este país se encuentran en condiciones de exilio y han sido acogidos principalmente por Paquistán y la República Islámica de Irán. Frente a estas cifras y el difícil contexto por el cual ha tenido que pasar la población afgana, es imperativo que las instancias de deliberación internacional encuentren soluciones sostenibles y duraderas.
Sudán del Sur, uno de los países más pobres del mundo, vive las consecuencias de una grave crisis humanitaria como consecuencia de una guerra que se ha desarrollado desde el año 2013, y también ha tenido que experimentar la salida masiva de su población por un conflicto armado y una complicada crisis alimentaria. Según datos oficiales de ACNUR, más de 2,4 millones de personas se encuentran en condición de refugio, de los cuales, la mayoría son mujeres y niños.
Actualmente, Venezuela también es protagonista de una profunda crisis humanitaria, en donde las personas continúan saliendo de ese país, y se exponen en el camino a diversas formas de violencia, explotación sexual, falta de servicios básicos, alimentos, entre otros.
ACNUR estima que existen más de 4 millones de refugiados y migrantes venezolanos, de los cuales más de 460.000 han solicitado asilo. Una vez que llegan al país de destino, deben enfrentar también diferentes formas de discriminación y explotación laboral.
Es verdaderamente preocupante que, en la mayoría de las ocasiones, los migrantes venezolanos se enfrenten a situaciones de xenofobia y rechazo por parte de sus países vecinos, cuando históricamente fue Venezuela la nación que más acogió a migrantes y refugiados de la región, especialmente en la década de los 80s. Frente a las fuertes oleadas migratorias, los gobiernos de Suramérica han unido esfuerzos para buscar soluciones efectivas a la migración venezolana, pero pocos son los resultados que se ha obtenido por parte de la diplomacia. Mientras tanto, los flujos migratorios continúan, y países como Perú han impuesto condicionamientos para el ingreso de venezolanos a ese país.
La Declaración de Nueva York para los Refugiados y los Migrantes de 2016, sienta las bases para que los países comprendan la importancia de proteger a las personas que se han visto obligadas a huir, y a su vez, respaldar a los Estados receptores. En este sentido y conforme lo establece el derecho internacional y los derechos humanos, las naciones tienen el compromiso de mejorar los mecanismos de ayuda, y atender a los migrantes y refugiados que experimentan condiciones de vulnerabilidad y de necesidades determinadas.
De igual manera, es importante recordar que más de la mitad de los refugiados a nivel mundial son menores de 18 años y requieren protecciones específicas de acceso a la salud y educación. “La educación es luz, sin ella estamos para siempre en la oscuridad. Somos ciegos”, como lo mencionó una joven refugiada afgana que vive en Lahore, Paquistán. Con la educación, no solo se ayuda a los niños y niñas; sino también a sus respectivas familias y a las generaciones futuras.
Porque son seres humanos, porque tienen los mismos derechos y porque debemos ponernos en los zapatos del otro, es que decimos hoy y siempre: estamos con los refugiados.
Bibliografía:
ACNUR. (2019). Recuperado de: https://www.acnur.org/
Amnistía Internacional. (2019). Afganistán 2017/2018. Recuperado de: https://www.amnesty.org/es/countries/asia-and-the-pacific/afghanistan/report-afghanistan/
Suramericana | Magister en Relaciones Internacionales y Diplomacia, con mención en política exterior | Lcda. Multilingüe en Negocios y Relaciones Internacionales | Derechos Humanos
