Cira Fernández
Este mes recordamos 50 años del asesinato y ataque a la democracia chilena y de América Latina, fue el 11 de septiembre de 1973 los militares chilenos bajo el mando de Augusto Pinochet derrocaron por las armas al gobierno de Salvador Allende, elegido presidente de Chile el 4 de septiembre de 1970 y posesionado el 3 de noviembre del mismo año
El pueblo escuchaba al compañero Salvador, que en los últimos momentos del asalto militar, tenía palabras de esperanza, estaba convencido que la violencia y el crimen no borrarían de ninguna manera el camino recorrido por el primer gobierno socialista elegido por vía democrática. Fue maestro hasta el último instante, honrando siempre sus principios: no rendirse jamás y no traicionar al pueblo.
¿Quién es este hombre mágico, valiente, revolucionario socialista? Allende, nacido en Valparaíso en 1908 había descollado en la política desde su juventud, fue dirigente estudiantil y dirigente de la Asociación Médica Chilena en 1933, siendo fundador del Partido Socialista Chileno y participe de la creación del Frente Popular. En 1942 fue nombrado secretario general del Partido Socialista de Chile, posteriormente fue designado como ministro y elegido Senador por Valdivia en 1945 y Senador por Tarapacá y Antofagasta en 1952. Fue candidato por el Frente de Acción Popular- FRAP a la Presidencia de la República por 2 ocasiones, en 1970 la Unidad Popular con sus integrantes socialistas, comunistas, radicales, MAPU, Padena y Acción Popular Independiente, lo proclaman por tercera vez candidato.
En los comicios triunfa ampliamente respetando las reglas que impone la Constitución y leyes de la república, finalmente su elección es ratificada en una reunión en donde 153 parlamentarios votaron por el reconocimiento de la candidatura, 35 en contra y 7 abstenciones, proclamándose el triunfo de Allende.
La asunción al poder de la Unidad Popular sembró una gran expectativa por cuanto tomaba las riendas del gobierno un socialista, apoyado por la izquierda chilena, “lo que marcó un hito sin precedentes: fue la primera vez en la historia del mundo occidental que un candidato marxista fue elegido democráticamente como jefe de gobierno” (Espinoza, 2021).
Salvador Allende era un socialista doctrinario, con un singular liderazgo, mantuvo el pluralismo político respetando la independencia de los integrantes de la Unidad Popular, promoviendo el equilibrio en el mando y las medidas políticas que se tomaban , las demandas populares fueron escuchadas, utilizó el diálogo, el debate y la persuasión para la toma de las decisiones importantes, jamás cedió a las imposiciones y chantaje de la Democracia Cristiana, por ello no negoció ministerios y altos mandos del gobierno, respetó y defendió las atribuciones que como presidente debía ejercer, “para recordar ahora a Allende, no solo es admirar sus largos años de lucha, su controvertida y brillante gestión de gobierno y su reconocido acto final de consecuencia al entregar su vida por sus principios” (Comite Ecuatoriano Salvador Allende, 2008).
Allende demostró al mundo una madurez política al procurar la conducción pacífica de la sociedad, cumpliendo con las condiciones que antecedieron a su reconocimiento como presidente según las demandas del “Estatuto de garantías Democráticas” y que contenía demandas de la oposición. Lo caracteriza la fidelidad de su palabra empeñada y prometía avanzar al período de transición socialista sin romper la legalidad y el orden institucional; a pesar de ello las fuerzas contrarias calificaban las acciones del gobierno como violaciones a la Constitución.
El presidente del pueblo era una líder total y permanentemente exhortaba a tener fe en las posibilidades de transformación, pues pese a las arremetidas de la derecha, la sociedad avanza, una de las tareas en este camino será fomentar la lealtad de los jóvenes, las mujeres, los trabajadores para que no acepten la alienación “ si hay algo respetable, es nuestra firmeza para defenderlo que nosotros entendemos por libertad y auto-determinación y soberanía de los pueblo” (Comite Ecuatoriano Salvador Allende, 2008)
La acción en Allende estaba unida a un profundo conocimiento de la realidad económico social del país. Estaba convencido que es necesario poner en manos de todos la técnica y la ciencia.
Ello no solamente involucraba poner al alcance del pueblo la cultura, sino la obligación de entregar el patrimonio común, por respeto al principio de equidad que es el principio del humanismo y el socialismo que lo representa.
El programa de la Unidad Popular se plantea, en primera instancia, terminar con la dependencia externa y defender la riqueza cuprífera, la reforma agraria, la defensa de la industria nacional, propósitos que le crean conflictos con el imperio que patrocinaba la explotación y el saqueo de la riqueza, las obstrucciones desde el poder legislativo y judicial en manos de la oposición para lograr el derrumbe del gobierno popular.
Las acciones conspirativas de la derecha fascista estaban encubiertas de la demagogia social, con la que se pretendía hacer creer a la población que defendían la ley, ejercieron presión psicológica y el miedo.
Además de una propaganda agresiva contra del gobierno popular, ejercían acciones conspirativas tendientes a derrumbar el gobierno de Allende. Se creaban situaciones de crisis, para lograr el choque de diferentes grupos y profundizar conflictos.
La nacionalización del cobre en 1971 fue desaprobada por los empresarios, conservadores y el ejército, éste hecho desató la furia opositora “La tensión llegó a su punto más álgido el 11 de septiembre de 1973, cuando el comandante en jefe del ejército chileno, Augusto José Ramón Pinochet Ugarte, lideró un golpe de Estado con el objetivo de derrocar al gobierno de Salvador Allende” (CNDH, 2023) Se confiscaron armas, se construyeron relatos para justificar lo injustificable.
El fascismo, con todo su impudor y ausencia de principios éticos y democráticos, las fuerzas armadas de Chile y los carabineros asaltaron el Palacio de la Moneda y en el ataque pusieron fin al gobierno constitucional. Allende, intensamente, se dirigió por radio a su pueblo en los últimos momentos “Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y en su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor” (Comite Ecuatoriano Salvador Allende, 2008).
Con la dictadura Pinochetista se inicia una represión brutal contra el pueblo chileno, asesinados sin juicio y encarcelados arbitrariamente; miles de ciudadanos debieron huir de la masacre más horrenda que recuerda el pueblo, un acto que indigna al mundo, los tiranos no pudieron justificar nunca los crímenes cometidos bajo la cínica defensa de las libertades particulares.
Del ejercicio político de Allende y el gobierno socialista nos quedan lecciones para el presente: la tarea de aportar para el desarrollo ideológico de las militancias progresistas, desde el conocimiento de la realidad socioeconómica, tomando como referentes los procesos históricos y la coyuntura, de tal lectura deviene la acción política como respuesta ante los problemas objetivos.
“somos lo suficientemente responsables para comprender que cada país y cada nación tienen sus propios problemas, su propia historia y su propia realidad. Frente a esa realidad serán los dirigentes políticos de esos pueblos los que adecuarán la táctica que deberá adoptarse” (Comite Ecuatoriano Salvador Allende, 2008, pág. 21)
Mantener viva la aspiración al poder político para lograr la transformación del sistema, este poder se asentará en la unidad, organización y acción del pueblo; por lo tanto, llegar al gobierno, si bien es un paso, de ninguna manera asegura el poder.
Así lo sostenía Allende, “la victoria es fácil, lo difícil es llegar al triunfo” y solamente con este último tendremos posibilidad de materializar un proyecto alternativo.
Es importante buscar diálogos y consensos con todos los sectores de la sociedad, sin olvidar que somos un estado diverso, intercultural y plurinacional, que demanda una comunicación activa a través de todos los medios alternativos para difundir las metas, aspiraciones y logros del pueblo, para impulsar la unión. Es importante que el ciudadano común cobre la confianza necesaria para movilizar la organización del pueblo.
En estos días de crisis social, económica, política y ética en el que vive nuestra querida Patria, es importante recordar la necesidad de un cambio estructural, con un proyecto alternativo al imperialismo y que los socialistas de los nuevos tiempos propongamos y difundamos un programa de gobierno que corresponda a la realidad Ecuatoriana para sortear la inseguridad, la pobreza y la inequidad en la distribución de la riqueza que pesa sobre el pueblo. Con Allende proclamamos ¡Basta a la explotación económica¡¡Basta a la desigualdad social¡¡Basta a la opresión política¡
Referencias:
CNDH. (2023). Golpe de Estado y muerte del presidente Salvador Allende, inicio de la dictadura militar más cruenta de la historia de Chile. CNDH, 1-6. Obtenido de https://www.cndh.org.mx/sites/default/files/documentos/2023-08/FRI_SEP_11-1.pdf
Comite Ecuatoriano Salvador Allende. (2008). Salvador Allende. Su pensamiento. Quito: La Tierra.
Espinoza, V. (2021). La política de desarrollo de Salvador Allende. Procesoa der mercado: revista europea de Economía Política, Vol. XVIII, n.º 1, 457 a 482.
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Docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Técnica de Machala (UTMACH); Phd en Filosofía por la Universidad de Sofía (Bulgaria) y Phd en Humanidades por la Universidad Pública de Navarra; autora de varios textos sobre educación, pedagogía e investigación científica; actualmente es asambleísta electa (a) por la Provincia de El Oro y vicepresidenta nacional del Partido Socialista Ecuatoriano (PSE).