Yo no olvido al año viejo porque me ha dejado cosas…

Yo no olvido al año viejo porque me ha dejado cosas…

Wilson Ramos Gángula

2021, otro año que se va y nos va dejando una que otra cosa buena sobre las cuales los ecuatorianos mayoritariamente estaremos de acuerdo que son así, cosas buenas! Estas son, los triunfos de nuestros deportistas en las competencias internacionales, las medallas olímpicas alcanzadas en los juegos de Tokio, por primera vez en la historia de nuestro deporte, dos medallas de oro y una de plata en una justa olímpica, sin duda nos alegró y emocionó; ver la calidad, el talento de Neisi Dajomes, Tamara Salazar y Richard Carapáz en la justa olímpica, nos llenó de orgullo y sentimiento patrio al momento de ver izar la bandera tricolor y escuchar el himno de nuestro país en el podio olímpico.

También están los triunfos y medalla de oro de Poleth Méndes, las medallas de bronce de Anaís Méndez y Kiara Rodríguez en los juegos Paralímpicos realizados en la misma ciudad de Tokio durante este año viejo que se va; los triunfos de la tricolor en su campaña al mundial de fútbol en Qatar, así como las otras destacadas participaciones que han tenido nuestros deportistas en las diferentes competiciones internacionales desarrolladas en este 2021, como ha sido la de los Juegos Panamericanos Junior realizada en la ciudad de Cali hace pocas semanas en donde nuestros jóvenes deportistas alcanzaron 53 medallas. No cabe duda, que el año viejo nos ha dejado cosas muy buenas en el deporte.

 Con la expectativa puesta en las elecciones presidenciales y parlamentarias se inicia el año 2021 en el Ecuador, son dieciséis los  binomios presidenciables inscritos para la contienda electoral que ha de desarrollarse en el marco de una coyuntura y discurso político que llevó a la ciudadanía a mayoritariamente tomar dos posiciones sobre las cuales centrar su decisión electoral, correísmo y anticorreísmo, posicionado así el discurso político, este favoreció en el primer tramo de la disputa electoral, de un lado, precisamente a aquella agrupación política que estaba siendo reconocida y respaldada por unos; y cuestionada por otros, debido a  sus 10 años de gobierno que para estos otros eran 14, sumados los 4 del que dicen fue el “gobierno de todos”. Favorecidos por que llegaron a segunda vuelta y lograron obtener el mayor número de asambleístas electos, constituyéndose guste o no, en la primera fuerza política del país.

    Del otro lado estaban los 15 binomios presidenciales inscritos, así como también las   agrupaciones políticas que solo presentaron sus listas de candidatos a la Asamblea Nacional.

El discurso crítico al régimen correísta, que centró su atención en la corrupción, fue el carácter de este grupo de candidatos a la Presidencia de la República, entre ellos hubo quienes se identificaban con aquellas tesis que consideran la rectoría de la mano invisible del mercado en la economía; la desregulación y achicamiento del estado; el extractivismo “responsable” que privilegia la renta económica por sobre los derechos de la naturaleza consagrados en la Constitución de la República; el de las mujeres a no decidir sobre sus cuerpos y el de las minorías sexuales a tener una participación restringida en la sociedad, la limitación de la organización popular, la apertura comercial indiscriminada sin restricciones y la flexibilización laboral.

También en esta lista de presidenciables estuvieron, quienes se identificaban con posiciones políticas conceptualizadas como progresistas, contrarios a las tesis económicas del mercado, abiertos hacer reformas en la sociedad para hacer a esta más incluyente y democrática.

 Identificados de acuerdo a sus posturas políticas como de derecha e izquierda, a este grupo de 15 candidatos, les correspondía entonces la tarea de disputar el único cupo disponible para pasar a la segunda vuelta, sus debilidades políticas, especialmente en lo referido a tener una organización y estructura política fuerte, conllevó a que la derecha se presente parcialmente unida a nivel de la papeleta presidencial alrededor de una sola candidatura, la de Guillermo Lasso, mientras que del lado de las fuerzas progresistas del centro a la izquierda, estas debilidades no pudieron ser superadas y volvieron a presentarse divididas, favoreciendo con ello la postura electoral de sus adversarios políticos, el de estos últimos 14 años, el correísmo; y el de toda la vida, la derecha, en todas sus gamas y presentaciones.

Planteado así el panorama electoral, una sola cosa era cierta y segura, la estructura productiva y económica en el Ecuador, con su concentración de la renta, así como las inequidades y desigualdades que esta genera, se mantendría vigente e invariable.

Cualquier cambio que pudiera hacerse a la institucionalidad del estado, solo estaría en la línea de favorecer y garantizar la permanencia hegemónica en el tiempo de esta estructura, obstaculizándose así la posibilidad de un cambio real y efectivo en Ecuador hacía una sociedad que hace efectivo sus derechos, no elude sus obligaciones y responsabilidades frente al estado, en donde inequidad y desigualdad son cosas del pasado; una sociedad justa que vive en el marco de una democracia radical.

 La elección presidencial y de asambleístas, cuyos resultados no estuvieron ajenos a las  dudas y acciones de demandas, especialmente el presidencial de primera vuelta que mereció la atención de todo el país, situación que determinó se llegue a establecer un acuerdo para abrir un número de urnas y hacer un reconteo de votos,  especialmente en la provincias de Guayas y Manabí,  entre los dos candidatos en disputa por el único cupo disponible para participar en la elección de segunda vuelta, Yaku Pérez y Guillermo Lasso, que finalmente no llegó a cumplirse en su totalidad debido en gran parte a la declinación que hizo del mismo el actual Presidente de la República, quien además tenía mayor peso en los organismos electorales, dan cuenta de lo señalado en el párrafo anterior.

Con el ofrecimiento demagógico de tener la “receta” para en los primeros 100 minutos de gobierno resolver los problemas del país, crisis económica, sanitaria y social, el poder político en el Ecuador, quedaba en manos de,  la Presidencia de la República, del candidato banquero, que bajo su discurso creando oportunidades procura la consolidación del  modelo económico neoliberal;  y de otra parte, la Asamblea Nacional, en las manos de 135 asambleístas  que mayoritariamente, en teoría según sus discursos, tendrían una posición ideológica contraria a las ideas neoliberales del presidente electo.

El decrecimiento económico en el Ecuador viene presentándose desde el 2012, año en el cual el PIB desciende al 4,5%, luego de haberse ubicado en el 6,8% en el 2011; los siguientes años correspondientes a la segunda década de los años 2000, el PIB, no volvería a ubicarse en los niveles alcanzados en el 2011, presentando incluso cifras negativas en los años 2015, 2016, 2019, 2020.

 La pandemia en 2020, debido al confinamiento que debió vivir el mundo para mitigarla, profundizó la crisis por la que ya venía atravesando el país y que se refleja en la contracción de este indicador macroeconómico, PIB de -7,8%, la caída de la demanda interna, la disminución de las exportaciones, salvo las de productos como el camarón y banano, la disminución de los precios del petróleo, explican esta contracción.

El 2020, año en el que solo el 10% de las actividades económicas, de más de 200 de ellas, mejoraron las ventas, que además presentó un profundo deterioro del mercado laboral al acentuarse el desempleo, la precariedad y la informalidad del empleo, al igual que acrecentó las ya existentes brechas de género, un incremento del déficit fiscal que llegó al 6% del PIB, debido a la reducción de los ingresos públicos, pero sobre todo, debido a la continuidad de las políticas públicas de ajuste que trajo consigo la contracción del gasto público, situación que repercutió negativamente en la inversión del estado, en el empleo como ya se anotó, en la eliminación o reducción de programas sociales y en el desempeño de los sectores críticos como lo son salud y educación, la falta  de liquidez en la economía, lo cual es muy grave en dolarización, determinó que la política fiscal se encamine al endeudamiento con los multilaterales de crédito, llevando la deuda pública a un nivel del 64% del PIB.

En este escenario económico, político y social, la expectativa del país para el año 2021, también estaba centrada en la recuperación económica, el Banco Central del Ecuador estimó un crecimiento del PIB para este año que termina del 3,1% del PIB.

Cuadro 1

El énfasis puesto en su discurso por  los diferentes actores políticos, analistas económicos y académicos incluso, en la corrupción y la pandemia, inducen a la población en general a pensar que estas son las causas de la actual crisis económica que se traduce no solo en la disminución o empeoramiento de la calidad de vida de los sectores medios, sino también en mayor pobreza para amplios sectores de la sociedad ecuatoriana, alentando así la esperanza que, erradicando la corrupción y adoptando una estrategia efectiva de prevención para detener el avance de la pandemia, la economía se recuperará, con ella el empleo y  la oportunidad para muchas familias de salir de la pobreza y para otras tantas, el lograr sostener su nivel de vida alejando de su perspectiva la pobreza o el volver a ella.

Si bien corrupción y pandemia tienen su incidencia en la crisis actual y por ello la necesidad de trabajar para erradicarlas, especialmente a esta lacra que es en toda sociedad, la corrupción, que no es de ahora o solamente de estos últimos 14 años, es un mal que ha aquejado y estado presente a lo largo de toda la vida que tiene la república, al punto de haberse convertido casi en un cáncer que afecta al erario nacional y a la población, por ello es válido todo esfuerzo que se viene desde la sociedad para atacar y rechazar la corrupción.

Sin embargo, este discurso de corrupción y pandemia, han sido asociados interesadamente como que son las causas centrales, fundamentales, que han generado la actual crisis económica, esto con el fin de distraer la atención y sacar del debate público, no solo el señalamiento e identificación, sino también el tratamiento que deben darse a las causas estructurales que el país tiene y que son motivo de sus crisis económicas.

El Ecuador es un país que vive en constantes crisis económicas que profundizan la situación de pobreza en la que ya viven amplios sectores de su población; y si unos pocos salen de ella, lo hecho únicamente durante las épocas de los boom petroleros, década del 70 del siglo XX y período 2010 – 2014 del presente siglo, terminado el boom, la nueva crisis se encarga de devolverlos a la pobreza, esto debido a la falta de sostenibilidad de los crecimientos económicos que ha tenido el Ecuador en determinados períodos, situación que se genera por, la desigual distribución del ingreso, tanto en tiempos de bonanza económica, así como en los tiempos de crisis en donde esta desigual distribución se profundiza, por la carencia de fuentes dinámicas que puedan absorber el desempleo, por la estructura productiva distorsionada que tiene el país y por la deformante dependencia estructural del Ecuador frente al mercado mundial.

Cuadro 2

Con la crisis económica instalada en el país, el 2021 debía ser el año de la reactivación económica, las previsiones de crecimiento económico, estaban sujetas su cumplimiento a como se gestione la crisis sanitaria, la gestión de esta, durante los primeros cinco meses del año continuó siendo ineficiente, nada efectiva, gobierno de Lenin Moreno. La expectativa del país y su población estaba puesta en el proceso de vacunación, el objetivo que se planteó el nuevo gobierno, Guillermo Lasso, de inocular a nueve millones de personas en sus primeros 100 días, dejó de ser solo del gobierno para pasar a ser de la gran mayoría de los ecuatorianos, que se convirtieron en promotores de esta medida sanitaria, en sus hogares, barrios y lugares de trabajo.

Si bien el retorno del FMI al Ecuador se dio durante el gobierno de Rafael Correa en el 2014, cuando este organismo envía su misión para monitorear la economía ecuatoriana, es con la reestructuración de la deuda en bonos soberanos por  15 mil millones de dólares, llevada a cabo por el gobierno de Lenin Moreno, que el FMI tiene incidencia directa en la economía, al haber sido exigido el estado ecuatoriano, por parte de los tenedores de esos bonos, que el Ecuador suscriba un acuerdo con el FMI, el cual se firmó en septiembre del 2020 por seis mil quinientos millones de dólares, para este efecto el FMI planteó al gobierno ecuatoriano, se realicen varias reformas estructurales, programa de reducción del gasto público, reformas laborales, privatizaciones y reforma al Código Orgánico Monetario y Financiero (Ley de defensa de la dolarización) y otras. Suscrito con el FMI el acuerdo, la economía ecuatoriana a partir del 2021 debía conducirse conforme a las condiciones en el establecidas.

Con la crisis económica y el acuerdo suscrito con el FMI, ratificado por el actual gobierno de Guillermo Lasso, el modelo que se sustenta solo en el crecimiento económico, marca la continuidad de su implementación en el 2021, cobrando fuerza nuevamente y utilizando como argumento que el “desarrollismo”, el proteccionismo, la participación del Estado en la vida económica nacional, no han dado resultados positivos y como terapéutica a la crisis, el discurso que contiene un recetario de medidas derivadas de la concepción creyente en las bondades del mercado, que deben ser impuestas.

Así en este 2021, el mercado ha vuelto a ser presentado por el gobierno del encuentro, como   sinónimo de libertad, fundamento de la razón de la economía y  continuando con la línea de la  política económica iniciada por el gobierno de todos,  a partir del segundo semestre de este año,  el gobierno del encuentro, procura ir consolidando esta política de concebir al mercado como el santo milagroso, el espacio colectivo en donde se realizan las mejores decisiones de inversión,  producción, precios y distribución de los ingresos, bajo los siguientes criterios:

  • Mayor integración de la economía ecuatoriana al mercado mundial, a través de convertir a las exportaciones en la base esencial de su crecimiento y en eliminar todo tipo de obstáculos al capital extranjero y a las empresas transnacionales para que ingresen al país.
  • Confianza en el mercado como el mejor mecanismo asignador de precios, ingresos, inversiones.
  • Reducción drástica, significativa del ámbito de acción del Estado en la vida económica del país, privatizando las empresas que fueron creadas y en las cuales el estado invirtió, para suplir las deficiencias que el sector privado no ha podido suplir.
  • Consecución y mantenimiento por sobre toda otra consideración de los “equilibrios macroeconómicos” en materia de balanza de pagos, finanzas públicas, reserva monetaria.

               En la lectura de estos criterios, puede encontrar cierta lógica e incluso manifestar un inicial acuerdo con ellos, quien ha perdido su empleo o el joven que cursa sus estudios en colegios y universidades; el ahora profesional que ha culminado su preparación académica y que no encuentra empleo;  el emprendedor que está iniciándose con su actividad productiva y/o que ya en el desarrollo de la misma, no solo se enfrenta la dura competencia que le imponen las economías de escala o la tecnificación de las grandes empresas, sino que además se ve obligado a apalancar su emprendimiento con un crédito caro; la mujer que incorporada a la vida económica tiene que desenvolverse en un entorno de desigualdad e injusticia, con una división sexual del trabajo que se estructura en el capitalismo y se alimenta del patriarcado como orden social y económico, que piensa que operando estos criterios en la economía, ella puede liberarse de la pobreza y de la violencia, con solo cumplir el rol de Homo economicus del capital; el pequeño y mediano agricultor que sometido a las carencias de recursos para tecnificar y comercializar su producción termina abandonándola y migra a la ciudad en búsqueda de mejores oportunidades para él y su familia;    más aún cuando escucha estos criterios al calor de la campaña electoral o en la entrevista que hace un medio de comunicación catalogado como “serio” al calificado experto económico.

               Pero ya en la vida real, cuando esos criterios se transforman en políticas públicas a través de los presupuestos, leyes y decretos que visualizan el accionar del gobierno, los ecuatorianos estamos volviendo a vivir, ese pasado oprobioso por el que ya transitamos en los años 80 y 90 del siglo XX que solo nos dejó atraso y mayor pobreza.

En este contexto el país conoció oficialmente las reformas laborales que precarizan el empleo presentadas por el gobierno del presidente Lasso,  proyecto de ley Creando Oportunidades devuelto por la Asamblea Nacional al ejecutivo; estamos viendo a padres de familia organizando rifas, peñas y comidas solidarias para obtener fondos que permitan adecentar los centros educativos y en el campo de la salud, hospitales sin medicinas e insumos para atender a los enfermos, al personal de salud luchando por su estabilidad laboral, todo esto debido a la disminución de las asignaciones en el presupuesto estatal para educación y salud;  las cárceles abandonadas por el estado, tomadas y controladas por la delincuencia organizada al interior de estas, que masacran a los internos, debido a las medidas de achicamiento del estado;  deuda que el estado mantiene con la seguridad social, IESS específicamente, en aumento, que pone en peligro sus prestaciones, especialmente el pago de pensiones y atención médica debido también, a la asignación insuficiente de recursos en el presupuesto del estado para honrarla;  congelamiento con incremento del precio de los combustibles, política energética que no consideró los precios de transferencia que existen en la economía lo cual ha ido en perjuicio de la población más vulnerable y con ingreso fijo; reformas tributarias que incrementan el monto de los impuestos a las clases medias, que con otro nombre, mantienen el impuesto del 2% a las ventas de PYMES,  impunidad para quienes trasladaron su capitales a paraísos fiscales para eludir impuestos, Ley de Desarrollo Económico vigente por el ministerio de la ley en 2021.

A lo señalado debe sumarse la intención de privatizar hidroeléctricas, telefónica, refinerías, Banco del Pacífico, es decir aquellas empresas en las que el Estado invirtió y ahora forman parte su patrimonio, que gestionadas como están, son fuente de ingresos, mismos que pueden incrementarse con la implementación de modelos de gestión que contribuyan a su eficiencia y eficacia.

Las cifras fiscales evidencian una recuperación de la actividad económica en el 2021, en su reporte de octubre del presente año, el FMI prevé un crecimiento del PIB de 2,8% al final del 2021, mientras que el Banco Central en su previsión realizada en noviembre último, estima que el PIB tendrá un crecimiento del 3,55% (68. 661 millones de USD en valores constantes al año base 2017), son datos importantes, mayor razón para no dejar fuera del debate, la distribución que debe hacerse del ingreso que surge de la recuperación y crecimiento económico, para el 2022 se proyecta un crecimiento del PIB, del 3,5%, según se anota en el referido reporte del FMI y del 2,54% según la estimación hecha por el Banco Central del Ecuador difundida a fines de noviembre de este año, pues la causa de la pobreza en el Ecuador son: la alta concentración de la riqueza en pocas manos; las posibilidades de empleo de la población cuando gracias a él se obtiene un ingreso y se generan excedentes que son los que determinan la distribución que este tiene; la inestable y baja productividad de la economía nacional, debido al desigual desarrollo de las fuerzas productivas resultado de la hipercapitalización de sus sectores considerados modernos y de la hipocapitalización de sus sectores tradicionales.

Cuadro 3

 El solo crecimiento económico no es todo, se hace necesario que el mayor ingreso se reparta de mejor manera como condición para avanzar a la conformación de una sociedad más justa, más igualitaria y no con las marcadas, abismales, diferencias que en la actualidad se tiene.

La distribución del ingreso es el problema fundamental de la sociedad capitalista, consecuentemente, este debe constituirse en el centro de atención, en la columna dorsal a considerarse en la organización de la producción y el trabajo de las personas.

En este sentido, vale reconocer que ha sido el accionar, la lucha de la organización popular, entre ellas CONAIE, FUT, Frente Popular, las que:

  • Han obligado al gobierno a expedir el decreto que suspende la revisión mensual del precio de los combustibles, pese a que en este se fijó un aumento, sobre el cual tiene que dar una respuesta al reclamo planteado por las organizaciones sociales, en el sentido de que el congelamiento de los precios de los combustibles debe hacerlo sin ningún incremento a los mismos.
  • Han obligado también al gobierno a cumplir con su oferta de campaña, incrementar el salario mínimo.

Cuadro 4

El desarrollo de la economía puede seguir diversas vías, no necesariamente deben obedecer a la prédica liberal en el sentido que, si no se dan paso a las políticas adscritas al mercado, viene la debacle del país; por el contrario, bien sabemos los ecuatorianos por las experiencias vividas años atrás, que el mercado nunca ha sido el mejor mecanismo de asignación social de recursos, ni evidencia de un reparto social equitativo, las cifras que nos deja el 2021 así lo están demostrando.

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Es Licenciado en Administración de Empresas por la Universidad Central del Ecuador.
Estudios de Posgrado en la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB). Cuenta con dos especializaciones superiores en Costos y Productividad, así como en Finanzas. Posee una Maestría en Dirección de Empresas.
Ha desempeñado varios cargos en el sector público y privado: Coordinador Provincial de Afiliación y Control Técnico del IESS, Gerente de Planificación del IECE, Director de Planificación de SENESCYT, Director de Planificación del TSE.

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