¿Quién es indio en el Ecuador?

¿Quién es indio en el Ecuador?

Galo Ramón Valarezo

En la época colonial, los que dictaminaban quién es un indio, eran los funcionarios españoles encargados de cobrar los tributos. A finales del siglo XVIII, en la época de las Reformas Borbónicas, cuando los colonialistas buscaban aumentar la base tributaria, a los que se reclamaban mestizos les exigieron presentar a sus padres, el 93% de los reclamantes fueron clasificados como indios. En el siglo XIX, en la era Republicana, con la supresión del tributo en 1857, oficialmente, el Estado ya no identificaba a los indígenas, fueron los curas los que asumieron esa tarea. Por su apellido, por su pinta y por el grado de pobreza, los curas dictaminaban quién era un indio y así lo inscribían en los Registros Parroquiales. A finales del siglo XIX, presionados por el Estado Liberal, los curas optaron por otras clasificaciones discriminatorias: personas de primera, segunda y tercera; montañeses, cholos, chinas, híbridos, entre otros.

Ahora, curiosamente los encargados de definir quién es un indio son los correistas. Por ejemplo, en los últimos días, hemos visto que con nociones coloniales han definido que Yaku Pérez no es indígena.

El "observador electoral" Juan Carlos Monedero, fue cuestionado en redes sociales por sus comentarios racistas en contra de Yaku Pérez, respecto al cambio de su nombre
El «observador electoral» Juan Carlos Monedero, fue cuestionado en redes sociales por sus comentarios racistas en contra de Yaku Pérez, respecto al cambio de su nombre

En condiciones postcoloniales, en países como los andinos, con fuerte población indígena y un continuum hacia el mestizaje difícil de discernir y establecer límites, continúan funcionando nociones racistas coloniales y nuevos marcadores de exclusión, sobre todo entre las elites y ahora entre los populistas.

Muchos se irritan que un indio se case con una extranjera, otros montan en cólera cuando un indio exhibe títulos de postgrado o cuando es de clase media y habla fluidamente el español. Tienen en la cabeza al estereotipo del indio colonial: analfabeto, sumiso, rural, de español imperfecto, pobre, de piel oscura, mal oliente y otras tantas colonialidades enraizadas en sus cabezas anacrónicas.

En estos mismos países, el debate de quién es un indio tiene una larga data. En el Censo de 1950, no se registró oficialmente a los indígenas, se preguntó por el idioma o idiomas que hablaban los encuestados y sus padres.

Se estima que un 10% mintieron en esta pregunta y que, en otras áreas, desde hacía muchísimos años ya no se hablaba un idioma originario, por ejemplo, entre los huancavilcas y manteños, una sociedad de navegantes y comerciantes, que aprendían y adoptaban con facilidad los idiomas de interrelación comercial desde hacía cientos de años. Es decir, el idioma, no es un atributo consistente para identificar a un indio. Los siguientes censos abandonaron la idea de “descubrir” quién era un indio, hasta que, por la impresionante revitalización étnica producida en los últimos 50 años, los propios indígenas demandaron que los censos identificaran su número para mostrar su peso cuantitativo, a más del cualitativo e histórico, para argumentar con cifras el carácter plurinacional del país.

Por un acuerdo internacional logrado con los propios indígenas, se resolvió que se utilizara la noción de autoidentificación, como el elemento definidor. Los censos del 2001 y 2010, incluyeron la pregunta de la autoidentificación personal. Por ejemplo, en Loja, un área de temprano mestizaje, muchas personas de apellidos de claro raigambre indígena “Chamba”, “Sivisaca”, Acaro” señalaron ser mestizos y nadie ha dudado de ello. En Chimborazo, un área de fuerte presencia indígena, hay cientos de apellidos “Cepeda”, “Villalobos”, “Puyol” en las comunidades indígenas que los tomaron o se los impusieron en la época colonial sus encomenderos, los curas o los hacendados.

Por ello, una importante reivindicación indígena y de los afrodescendientes de todo el mundo, ha sido el derecho a recuperar sus nombres y apellidos originarios, reales o incluso inventados.

Ese derecho ha sido reconocido incluso por el pensamiento liberal, aunque ello, al parecer asombra a los autoritarios. Por fortuna, la mayoría de ecuatorianos ha superado o está en el camino de superar los viejos lastres coloniales. Bulle potente, sobre todo entre los jóvenes, un deseo de descolonizar la mente y de encontrar una respetuosa relación intercultural que permita la convivencia entre los diversos y su interrelación activa para crear lo nuevo.

Máster Historia Andina FLACSO y Doctor en Historia Latinoamericana UASB. He escrito 18 libros y más de cien artículos en diversos medios nacionales y mundiales.

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