POR DALILA SAID
Palestina, Sudán, Congo naciones que han ejemplificado el cementerio de la doble moral del actual sistema y que nos invitan a cuestionar el modelo global que convierte el sufrimiento humano en mercancía y prioriza los recursos estratégicos por encima de la vida humana. No son eventos aislados entre sí, son manifestaciones interconectadas de una misma grieta económica y política por la disputa del poder que se ha profundizado y ha lacerado miles de vidas.
El rol del Imperio está en su fase final, muchos politólogos y analistas ya han advertido de la desaparición de Estados Unidos como Imperio, bien lo menciona el historiador y demógrafo francés Emmanuel Todd en su libro “Después del Imperio: Ensayo sobre la descomposición del sistema norteamericano” publicado en el año 2002. Sin embargo, sabemos que Estados Unidos se niega a perder su condición de hegemón, por tanto, la oleada de violencia es aún mayor y se ve plasmado en la limpieza étnica perpetuada en naciones como Palestina para el dominio sionista y en Sudán y Congo extrayendo sus recursos estratégicos para alimentar el capitalismo transnacional que todo lo quiere y todo lo abarca, siguiendo la única lógica “dividir y conquistar” al mismo tiempo que se busca el control del mar rojo, cuya posición geográfica beneficia a Sudán.
Desde el siglo XVIII antes de separarse de Gran Bretaña la concepción del país del norte se configuró como “el imperio de la libertad” una potencia en expansión constante y cuya misión aparentemente es la civilización del mundo que implica el exterminio de naciones, promocionando una retórica de salvar a los pueblos de los mismos pueblos paradójicamente. Para ello se crearon el “Destino Manifiesto” y la “Doctrina Monroe” en términos más simples “América para los americanos guiados por la divina providencia”.
Lo que Estados Unidos está haciendo en Palestina, Sudán y Congo por citar estos 3 ejemplos actuales lo hizo con las 13 colonias de indios americanos durante tres siglos. Acabar con los pueblos originarios de las naciones por defender sus intereses es el comportamiento natural de todo Imperio. En el caso de Sudán, las cifras oficiales de Naciones Unidas son cerca de 14 millones de personas desplazadas de una población de 51 millones, la nación africana se ha convertido en el escenario de la mayor crisis humanitaria y de desplazamiento registrada en el mundo. Es considerado el país con mayores reservas de oro en África, el 98% de este recurso se exporta a Emiratos Árabes Unidos que según Marc Ummel, investigador de la organización no gubernamental Swissaid que trabaja en Sudán y que rastrea el contrabando de oro africano hacia el país del Golfo: “Para resolver la guerra sudanesa, tenemos que seguir el rastro del oro, y llegamos a los Emiratos Árabes Unidos».
Esto fortalece a las milicias y a los señores de la guerra, ya que son quienes están financiando a las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) responsables de perpetuar el exterminio de las tribus de los Masalit, los Fur y los Zaghawa en la región de Darfur, tras la captura de la ciudad de El-Fasher el 26 de octubre. Según Seif Magango, portavoz de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) “Desde que el poderoso grupo paramilitar realizó una importante incursión en la ciudad la semana pasada, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha recibido relatos horrendos de ejecuciones sumarias, asesinatos en masa, violaciones, ataques contra trabajadores humanitarios, saqueos, secuestros y desplazamientos forzados”
Sin duda, Emiratos Árabes Unidos adopta un comportamiento que en términos de la teoría marxista de la dependencia actúa como un Subimperio dentro de su región subordinado estructuralmente a una potencia hegemónica mayor en este caso Estados Unidos y cumple funciones de control y expansión regional. Sudán es uno de los estados que se encuentra en la lista de los países mencionados por el ex Comandante Supremo de la OTAN Wesley Clark después del 11S declaró sobre el proyecto del Pentágono “Invadir 7 países del Medio Oriente en 5 años: Libia, Líbano, Somalia, Sudán, Irak, Sira e Irán” vemos en lo que hoy en día se han convertido la mayoría de estos países a los que se les ha provocado la ruptura del tejido social con injerencias y milicias extranjeras que han pasado a convertirse en estados fallidos a excepción de la nación persa Irán.
Ciertamente, Sudán refleja los intereses financieros, la influencia militar y las afiliaciones estratégicas en donde el oro de Sudán hace brillar a los Emiratos Árabes Unidos y se coloca en el centro del conflicto como una pieza clave de un proyecto financiado a nivel regional y cuyo cerco mediático que ha envuelto a este país antes del año 2023 ha permitido que se oculte la realidad de los ojos del mundo de un conflicto que comenzó y se detuvo varias veces en los últimos 30 años.
La inacción internacional frente a cualquier tipo de genocidio no es una omisión aislada, sino la clara manifestación de un modelo global que se encuentra mercantilizando la guerra y normalizando la impunidad, desvelando así las grandes fallas que el marco legal o el derecho internacional actual tiene y que deja a los pueblos originarios, a la población mundial en general en un estado completo de vulnerabilidad que alimenta la industria armamentista y sobrepone los recursos a las vidas humanas como motor de un Imperio en descomposición que se niega a desaparecer.
Dalila Said
Descendiente Palestina
Politóloga Internacionalista
Mg. Comunicación Política y Empresarial
Presidenta Nacional del Movimiento PUEDE
Activista por la causa Palestina.
